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Alfredo Rodríguez Coll, el referente del relato deportivo

Alfredo Rodríguez Coll nació en Calceta, provincia de Manabí, el 8 de noviembre de 1938. Fue el penúltimo de ocho hermanos, a todos los miembros de la familia les gustaba la pelota y él no era la excepción. Estudió en el Colegio Montúfar, cerca de Chimbacalle, donde vivía la familia Rodríguez Coll, al sur de Quito. Cuando terminó sus estudios dijo que “se va a dedicar a lo de su hermano Carlos”, es decir a la locución, y fue su compañero constante, a tal extremo que siempre estuvieron juntos. Trabajaron en diario El Tiempo, las radios El Sol y Tarqui. Alfredo, luego consiguió dos empleos en los que se mantuvo hasta que se jubiló en diario El Universo, de Guayaquil, y HCJB, la Voz de Los Andes.

A inicios de la década de los 60 fue narrador deportivo en Radio Cordillera. Edison Terán era el director de la emisora. Sus compañeros fueron Guillermo Jácome Jiménez, Fernando Fegan, Gonzalo Portugal, René Torres y Edgar Álvarez Mejía.

Viene de una familia formada por: Milton Rodríguez Vivero, manabita; y Dora María Coll Maristany, española, de Barcelona. Son ocho hermanos: Carlos, Teresita, Milton, Oswaldo, Gladys, Eduardo, Alfredo y Richard, de los cuales viven cinco: Carlos falleció a los 73 años, el 4 de septiembre de 2001; Alfredo, a los 69 años, el 25 de junio del 2007; y Eduardo, a los 84 años, el 18 de febrero del 2019. Milton migró a España. Teresita y Richard viven en Quito y Gladys, en Manabí.

Los hermanos Rodríguez Coll eran asiduos visitantes del Estadio del Pobre Diablo, que en ese tiempo era un potrero con arcos. Alfredo jugaba siempre de puntero derecho y formó parte del Atlanta de Chimbacalle, equipo del cual fueron socios e integrantes los seis hermanos. En los registros de la Central Deportiva Obrera de Chimbacalle están los nombres de los seis hermanos del equipo del escapulario. Se le decía así porque el uniforme era blanco y tenía una V azul en el pecho, era el equipo del sur o el ferrocarrilero en términos despectivos, recuerda su hermano Oswaldo.

Los Rodríguez Coll vivieron en Chimbacalle hasta que, cada uno, fue buscando y construyendo su familia, pero todos dejaron sus mejores momentos, energías y amigos en este sector de la capital ecuatoriana. Alfredo fundó el club Puebla Junior, que dio batalla algún tiempo en ese sector del sur de Quito.

Llegó a jugar en el profesionalismo del Atlanta. Se inició en las inferiores y llegó a la superior. Dejó el fútbol porque se dedicó de lleno al periodismo, que era su pasión. Alfredo Rodríguez Coll fue un hombre de mucho carácter, pero introvertido. “Lo que él decía había que hacerse y no había quien lo cambie de opinión”. Así lo aseguran su hermano Oswaldo y su hijo Juan Carlos, quien señala que, a pesar de ello, su papá tenía la chispa quiteña y el humor manabita.

Aunque se le conoce como uno de los mejores relatores deportivos, a él le gustaba más escribir y lo hacía muy bien. Se disgustaba cuando le querían revisar sus notas. Hasta cuando se jubiló escribía a máquina con dos dedos, nunca se acostumbró a la computadora, su dicción era muy destacada. El relator deportivo manabita, Mauro Ferrín Vera, cuenta que Alfredo no necesitaba micrófono porque la voz se la oía perfecta. “Era una voz en FM”. Además, manejaba bien el idioma. “Casi nunca repetía una palabra a no ser las técnicas en sus narraciones”, destaca su hijo, quien cuenta que a su papá era impresionante mirarlo cuando gritaba un gol, lo hacía con tanta pasión. Una vez cantó un gol y se demoró más de un minuto.
Si desea ver el video: https://bit.ly/3S3jum8
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio

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22 сентября 2022 г. 19:30:16
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