Edorta Lamo: "Humildad y honestidad son las cualidades de mi cocina"

El cocinero Edorta Lamo, responsable de la cocina de A Fuego Negro (C/31 de Agosto. San Sebastián), se confiesa "muy provocador y muy revolucionario", un hombre que se siente obligado a decir lo que siente y para quien la idea de la creatividad es el fundamento sobre el que se asienta su pasión por la cocina: "Yo sin crear no me dedicaría a la cocina".

Edorta Lamo ha conseguido, con la ayuda de su equipo de colaboradores entre los que hay que destacar a su hermana Amaia, poner a su bar, A Fuego Negro, entre la élite de los cocina. Su secreto, en caso de tenerlo, radica en un trabajo serio, humilde y honesto, que se basa en saber muy bien lo que se quiere y a quien va dirigida la propuesta gastronómica que se plantea.

La pasión que siente este cocinero por su oficio se aprecia a flor de piel, lleva tatuado en el brazo derecho una cuchar y en el brazo izquierda un tenedor. Pocas veces se puede comprobar de manera tan directa y cercana un amor por esta exigente profesión.

A pesar de esa pasión que siente por su profesión, Lamo no deja de ser muy crítico con algunos comportamientos y usos en el mundo de la restauración. "No me sirve de nada que me vendan vanguardia cuando dentro de la cocina están trabajando como hace doscientos años".

Este singular cocinero, que también es pinchadiscos y que en sus gustos musicales se decanta por sonidos muy urbanos, estuvo a punto de ser artista plástico y actor, pero, cabe decir que felizmente, al final optó por el mundo de la hostelería, una profesión que no le era ajena familiarmente pues su abuelos tenían una tasca, y él se siente tasquero hasta la médula, en la localidad alavesa de Santa Cruz de Campezo.

Entre las creaciones más destacadas, que se encuentran llenas de iconoclastia y desinhibición, de Edorta Lamo hay que destacar el 'Flashpatxo', un aperitivo para los días de calor, las 'Black rabas', el 'Conejo conajo', donde propone una mirada irónica sobre uno de los mitos del erotismo, y los 'Bitter Berechos'.

Con todo ello no es extraño que sobre él y sobre A Fuego Negro se haya escrito que "este si que es un gastrobar innovador y personalísimo, único en su género, pionero de este tipo de establecimientos. Nadie en este campo ha planteado y hecho triunfar fórmulas tan rompedoras y tan cosmopolitas. Un Bulli en bar y en bistrot, en la Parte Vieja donostiarra".

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