Por Qué Amamos Lo Dulce? La Historia Detrás

Nuestra preferencia por lo dulce se remonta al paleolítico, donde los alimentos dulces generalmente no eran venenosos, a diferencia de los amargos, asociados a plantas tóxicas. Esta es una de las razones por las cuales podemos usar el gusto amargo en la comida para regular negativamente nuestro hambre, para comer menos. Pero esto también significa que si agregamos azúcar o cualquier reemplazo del azúcar a un alimento, generamos el efecto opuesto.
La industria alimentaria lo sabe, y suele añadir azúcar a sus productos, lo que puede llevar a un aumento significativo de peso incluso con una dieta calóricamente equilibrada. Una sola bebida azucarada diaria puede resultar en 11 kilos de grasa ganada en un año.
Lo bueno es que ahora conocés este efecto y tenés más información para tomar mejores decisiones diarias para tu salud.

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