Descubri Cómo Comían Nuestros Antepasados

Los principios que definen esta manera ancestral de alimentarse, y que se han mantenido a lo largo de generaciones en diversas culturas, incluyen:
1. Evitar alimentos refinados y desnaturalizados, como azúcares y harinas procesadas, jarabe de maíz de alta fructosa, y aditivos artificiales.
2. Consumo integral de productos animales, incluyendo músculos, órganos, grasa, huesos para caldo y, en muchos casos, la médula ósea.
3. Preferencia cultural por las vísceras, como el hígado y el corazón, debido a su alto valor nutricional.
4. Dieta rica en vitaminas liposolubles (como K2 y D3), esenciales para el desarrollo y mantenimiento de la belleza natural.
5. Consumo de partes crudas del animal para aprovechar su riqueza en enzimas y diversidad bacteriana.
6. Inclusión de vegetales fermentados y productos lácteos no pasteurizados para promover una flora intestinal saludable.
7. Uso de distintos tipos de sales no refinadas, manteniendo un balance adecuado de minerales sin contribuir a problemas de hipertensión o cardiovasculares.
8. Equilibrio entre las ingestas de omega-3 y omega-6 para evitar tendencias inflamatorias en el organismo.
9. Priorización de la nutrición en mujeres embarazadas o en edad fértil y niños, asegurando el bienestar de las futuras generaciones.
10. Consumo de semillas, granos y frutos secos de forma adecuada, mediante procesos como la hidratación, brotación o fermentación, para reducir antinutrientes.
11. Alto consumo de grasas, con un balance importante entre grasas saturadas y monoinsaturadas, y un consumo limitado de grasas poliinsaturadas para evitar el exceso de omega-6.
Estos principios no solo se enfocan en la belleza y la simetría facial, sino que también promueven una salud integral, respetando los procesos naturales del cuerpo y las necesidades nutricionales esenciales para nuestro desarrollo.

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