Caza indígena del Chaco - Elsa y la escopeta

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En la cultura de los indígenas del Chaco la caza y sus héroes, los mitos y leyendas que se relacionan con esta actividad son el tema dominante de la narrativa y de la tradición. Los bosques, el monte, las lagunas, los ríos, el campo abierto, cualquier territorio en donde viven los animales están los respectivos dueños que los protegen de la cacería excesiva. El hombre y el animal son ligados al mismo espacio vital, para mantener un equilibrio y, por ende, resguardar el potencial de los cazadores, el cazador no debe ser un simple matador ni un animal una simple presa. Los mismos dueños de la naturaleza ya constituían una tácita limitación de la caza, pudiendo castigar a los infractores. Algunos animales de caza grande tienen sus propios dueños-protectores: pecarí, jabalí, tapir, ciervo, avestruces; son “los guardianes” de estos animales, asegurando a la vez al hombre la permanencia de la caza.

La elección del área de cacería se determina según las condiciones climáticas y del tipo de animal que el cazador espera encontrar, los factores determinantes son el nivel de inundación y el grado de sequía. Después de unas lluvias fuertes cuando los ríos, riachos y lagunas sobrepasan sus costas y anegan los pastos, los animales se concentran en las islas de bosques que no están inundados. Estas condiciones son ideales para cazar armadillos o para buscar las bandadas de avestruz que quedan ocasionalmente atrapadas en las partes del campo que no fueron inundadas.

Durante la sequía cuando los ríos y puntos de agua se reducen a poco más que unas aguas
estancadas, los cazadores se acercan a lo largo de los cursos de agua buscando el caimán, el carpincho y cualquier animal que llegue a beber en los charcos restantes. En los meses de seco invierno los mejores días para la caza son los días nublados cuando sopla el viento sur. Con este clima el venado y otros animales grandes parecen permanecer al descubierto y los armadillos se pueden encontrar fácilmente es sus nidos o madrigueras.

En este video ilustra la caza al armadillo. Este animal menor es apreciado y cazado por los indígenas, existen diferentes especies. Don Anibal López anciano, de la comunidad Palo Santo nos detalla el método de caza de este animal: “Para buscar los armadillos en el monte se utiliza la planta que se da de comer al perro para tener suerte en la cacería. Esa planta se llama “Yalwa apeykok” (Dorstenia brasiliensis) (la planta parecida a la oreja del armadillo). Se usa la raíz y se mezcla con la comida del perro. De esta manera el perro puede buscar el armadillo por el olfateo siguiendo sus huellas hasta encontrarlo.

Para buscar el armadillo se ingresa al monte con los perros caminando y observando para ver sus huellas. Al encontrar un lugar donde hay buena cantidad de karaguata alena (Aechmea distichan-tha) es señal de que está frente a la madriguera de armadillo, porque los armadillos utilizan esta planta para hacer sus madrigueras. Los armadillos, para hacer su madriguera, juntan las hojas viejas de los árboles, luego hacen un pozo no profundo donde van a reposar durante el día.
Para cazar este animal se usa la lanza para atravesarlo, es peligroso agarrarlo con las manos por-que en su guarida puede reposar la víbora cascabel. (Crotalus sp.). Se cocina cortando el caparazón con la carne, se utiliza hasta los intestinos. Es una práctica vigente actualmente.”

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