Travesía Arroyo Solís Grande- Puentes (ruta 8), Paraje Dos Puentes (ruta 9) (Noviembre 2016)

Bitácora: Travesía en canoa por el Arroyo Solís Grande desde puentes (ruta 8) hasta Paraje Dos Puentes (ruta9) : Y la idea era hacer algo. Mojar las canoas. 4 tripulantes (Diego, Fernando, Enrique e Ignacio), 2 embarcaciones (El Despelote y Favorita IV).
El Solís Chico (para un solo día, casi sin montes y mucha población rivereña), o el Grande. Ganó este último, desde Ruta 8 a Ruta 9; las imágenes del Google daban muchas “cerraderas” de monte pero lindas márgenes, pocas “casas” cerca y un recorrido de unos 14 kms. aprox, bueno para día y medio de navegación.
A las 16 llegamos al puente viejo del Solís en Ruta 8, inspección a pie del monte, cerrado, arroyo bajo pero casi pasable en canoa. Sabíamos de otra salida pocas cuadras aguas abajo, fuimos y averiguamos; un tal Alzamendi tenía ese campo (dicho por un vecino quien también nos dio su dirección en Solís). Fuimos a pedir permiso al pueblo pero no estaba, y el casero “no quería problemas” por lo que decidimos salir del puente nuevo de la Ruta 8 (pegado al viejo). Empezamos a descargar y sincronizados con la lluvia, esta también empezó. Fuerte, con truenos, relámpagos, no mucho viento pero tormenta al fin. Hora 17 después de los ajustes de la partida, salimos; caminando por el agua y apartando ramas, pero se podía subir a la canoas y navegar en tramos por ese monte galería, tocando las ramas y hojas superiores y laterales, que ya chorreaban abundante agua, resaca y arañitas. Agua fría del arroyo. También se sentía el fresco (casi frío) de la lluvia; uso de machete y trozador para permitir el paso y desarmar las represitas que formaban ramas verdes junto con resaca.
Poco antes de las 19 empezamos a buscar campamento; las nubes y el monte cerrado ya filtraban la poca luz, un dejo de cansancio y algo de frío asomaba y es así que después de una vuelta del arroyo, un barranco empinado pero accesible, mezcla de arena y poca tierra nos invitó a parar. Dos corrimos a poner toldos medianos y otros dos a descargar las canoas y embicarlas. El temporal seguía, no había aflojado desde la salida; en media hora dos toldos colocados, en uno la cocina (y cambiarnos a ropa seca) y el otro para poner después las carpas abajo. Leña mojada, pero apareció la garrafa salvadora; palos sobre la cocinilla hasta que ardieran y se empezó con el fuego bajo la punta del toldo. A la hora ya había brasas, parrilla y sobre ella chorizos, asado y cebollita; entretenidos con una picada de queso, aceitunas y pan, con bebida blanca fuerte (tomada del pico) para reponer el calor. Mechamos dos colitas de cuadril para el almuerzo del domingo y también marcharon a la parrilla para sellarlas. Disfrute total de la noche además de observar que la tormenta estaba menguando (cortó a medianoche). A las 23 se armaron rápidamente las carpas (increíblemente el suelo ya había absorbido mucho el agua bajo el toldo) y a dormir.
Amanece el domingo, nuboso pero sin lluvia, aparece poco el tibio sol sin ganas de secar la ropa e implementos mojados. Larga y disfrutable tertulia que nos puso a navegar poco antes de las 11. Algún lagunón para avanzar en el recorrido pero siempre coronado por alguna corredera de piedras o ramas (algunas disfrutables y pasables) o monte cerrado que se debía cortar. Casi enseguida aparece (antes de las 12), una playita hermosa, con todo, espacio, sombra, leña, etc; unánimemente se decide hacer ahí el mediodía. Se terminan de asar las colitas, se bebe, se descansa y se disfruta al estilo canoista.
A eso de las 14 (las nubes hacían soportable el sol) de vuelta al agua; lagunones más largos y también pasadas rápidas de monte tupido y correderas; alguna represa sorteable después de sacar entre todos un pesado tronco y limpiar el ramerío, también una sorpresa de dos árboles gigantes caídos en el lecho que después de limpiar sus ramas, no queda más remedio que subir las canoas y pasarlas por encima de ellos. El arroyo nos da sorpresas de adrenalina casi hasta el final; así a eso de las 17, saliendo de un tramo de monte galería (como fue casi todo el trayecto), empieza lo “ancho” del arroyo (aunque con pasadas bajas de arena y piedras); se divisan las líneas de alta tensión (referencia de que estamos por llegar), gente descansando en las márgenes del arroyo y poco antes de las 18, la llegada al puente. Nos queda ir a buscar a Solís el auto y tráiler, la carga y el regreso, lo que también se incluye como parte de la travesía, así que se disfruta.

Grupo Canoguay Nov. 2016

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