¿JOSÉ JOSÉ LE DEBE SU CARRERA A MARCO ANTONIO MUÑIZ?

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1933: En México han existido grandes cantantes, pero no todos, están dotados de una tesitura de barítono, dominando las notas graves. Y es que, en el país azteca no hay lugar para más de uno que pueda ser llamado “El embajador del romanticismo”, “El lujo de México” o “La voz que acaricia un continente”. Sí, todos estos apelativos, lo lleva consigo un solo hombre: Marco Antonio Muñiz, quien fue rechazado musicalmente, más veces de las que te imaginas, no obstante, nunca se dio por vencido. Hoy en Línea de Tiempo conoceremos al todista que se hizo un lugar en la XEW, al pícaro que se resistió a los fuertes coqueteos de la revolucionaria actriz, María Félix, el responsable clave para la carrera de José José y el motivo por el que su familia se volvió muy unida.

Marco Antonio Muñiz nació el 3 de marzo de 1933 en la ciudad mexicana de Guadalajara, Jalisco. Es el primero de seis hermanos que conforman el matrimonio de don Lorenzo Muñiz y doña María Vega Castellanos. Desde pequeño supo lo difícil que es la vida, pues tuvo una infancia modesta, rayando en la pobreza.

La música llega a él a modo de radio. Se enlistó en el coro de la iglesia, participaba en concursos radiales de estrellitas infantiles y también, en los festivales del colegio; precisamente, fue en este último que un promotor lo llega a contactar para contratarlo en el debut de un teatro llamado Casino en Juárez. Así es como a los 13 años se traslada a esta ciudad, interrumpiendo los estudios.

Luego de esta experiencia, en noviembre de 1946 vuelve a casa, pero no para continuar sus estudios. La semilla del canto comenzaba a despertar en él, así que tocó las puertas de diferentes orquestas con las que conseguía uno que otro contrato. Poco a poco desarrolló un repertorio y se ganó el apodo de Marco Antonio Gitano. Sin embargo, no lograba el suficiente dinero para llevar a casa por lo que, durante esos años iniciales, tuvo que alternar su carrera artística con el oficio de panadero y joyero ¡Imagínate! quién podría pensar que este jovencito, años después, cantaría con la mismísima Celia Cruz.

1950: Justo antes de cumplir la mayoría de edad, Marco Antonio sale de Jalisco para encontrar una mejor oportunidad de trabajo en la ciudad de México, pero ¿sabes lo primero que hizo al llegar?, pues se presentó en la famosa emisora radial XEW, solo para ver de cerca a los artistas que había escuchado por tantos años. Aunque, no fue tan fácil que digamos, pues las colas para cada programa eran inmensas.

El camino para llegar hasta donde todos conocemos no fue, nada, nada fácil. En esas visitas a la XEW entabla una amistad y se convierte en una especie de secretario de la agente de ventas de publicidad, Rosario Patiño, esposa del conocido ‘cri cri’, Francisco Gabilondo Soler.

Si bien hacía pequeños trabajos no compensaban los gastos para sostenerse en la ciudad. Fueron tres veces las que regresó a su ciudad natal para ahorrar un poco de dinero y volver a la capital, pues estaba convencido que ese era su rumbo. Sin embargo, en toda esa época de idas y vueltas, hubo dos momentos que lo marcaron de por vida, sí, duros momentos que nos puso la piel de gallina. Por ejemplo, cuando no tenía ni para comer, el restaurante “Las comadres” frente a la empresa radial, se apiadaba y le ofrecía un plato de comida, con la fe de que algún día se lo pagara.

Por la precaria situación económica en la que vivía, tampoco le alcanzaba comprar trajes de día o de noche para sus presentaciones. Así que, usando un poco de su ingenio, envió a la tintorería su única muda para poder usarlo en los contrarios. Tuvo que estar dos días sin salir de su habitación alquilada, pues no tenía que ponerse.

1955: Cansado de vivir con limitaciones y que los contratos no tengan los ingresos que esperaba, se entera que ser músico en casas de citas, era lo más rentable que había. Llegó a la vida de Graciela Olmos, más conocida como ‘la bandida’, una célebre madame dueña de un prostíbulo que dudosamente le permite el ingreso junto a dos compañeros más.

Poco a poco, se fue ganando la confianza de ‘la bandida’, incluso cuando ella cantaba, la acompaña con la segunda voz y los escasos acordes que sabía. Un buen día, ella lo despide, no sin antes regarle una buena guitarra ¡vaya favor! pues solo a los días, su compadre Juan Neri del Trío Culiacán estaba buscando un músico de reemplazo para un contrato. Lo más risible es que para obtener el lugar, Marco Antonio alegó saber tocar la guitarra, lo cual era falso.

El mexicano no sabía hacer tercera voz menos conocía el significado de una armonía, pero su entereza lo llevó muy lejos. A pesar, que luego de la serenata lo reprendieron por no saber guitarra, quedaron sorprendidos con el estilo, originalidad y dulzura en su voz.

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