JULIO JARAMILLO, LA LEYENDA DEL BOLERO QUE MURIO A LOS 43 AÑOS

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1935: El pasillo se canta desde el alma, es puro sentimiento y desgarra el corazón, en esta época, hubo alguien que era nombrado hasta el cansancio a través de serenatas y que acompañaba a los hombres en sus horas de penas bajo las rockolas de los bares, este varón es sin lugar a dudas: Julio Alfredo Jaramillo Laurido, más conocido como Julio Jaramillo.
Sí, “El Ruiseñor de América” o “Mister Juramento”, es considerado un símbolo de la identidad ecuatoriana que triunfó en todo el continente de habla hispana, de tal forma que sus éxitos fueron tan avasalladores que diez países se disputaban su nacionalidad hasta que quedó claro su origen: Guayaquil, Ecuador. El locutor Guillermo Albuja de Radio Cristal, donde yace un teatro estudio con su nombre, recuerda cómo lo presentaba en este auditorio repleto de seguidores.

Nació en una familia modesta el 1 de octubre, y es precisamente su fecha de nacimiento, que desde 1993, el país andino celebra el ‘Día del Pasillo Ecuatoriano’. Fue hijo de Juan Pantaleón Jaramillo Erazo y de Apolonia Laurido Cáceres. Lamentablemente, con apenas 5 años, perdió a su padre cuando fabricaba una cruz para la lápida de su hermana menor, por lo que su mamá, tuvo que echarse toda la responsabilidad al hombro y trabajar para sostener el hogar.
Estudió junto a Pepe, su hermano mayor, en la escuela Sociedad Filantrópica del Guayas, pero, abandonó sus estudios por problemas de disciplina que luego pudo remediar. Aunado a ello, Julio era un niño enfermizo: padeció bronconeumonía, difteria, disentería y hasta tuvo un principio de parálisis infantil. En esas épocas, creció escuchando al dúo Guayaquil, a Olimpo Cárdenas y Carlos Rubira Infante, artistas que marcaron una época en la música nacional y que influyeron en su vocación por el canto, que comenzó cuando un vecino Ignacio Toapanta, le brindaba lecciones de guitarra y le permitía jugar con los instrumentos musicales. Su amigo de la infancia, Elías Vera, cuenta que él ensayaba en su ventana y más de uno se asoma a escucharlo.

1950: ¿Sabías que su primera guitarra la hizo él mismo con caña? Sí, y es que así expresaba su amor por la música. A los 15 años, gana un concurso radial cuyo premio era la presentación en un centro nocturno, este hecho fue el inicio de su carrera artística que sorteó con su trabajo en una zapatería de calzado de mujer y luego como barnizador de muebles. Así, por muchos años, sobrevivió en la delgada línea que separa la lucha por sobrevivir y los sueños por perseguir. En ese entonces, su hermano Pepe Jaramillo ya era un reconocido cantante, y Julio lo acompañaba de vez en cuando a sus presentaciones, como la de radio América. Allí, se puso a tararear un tema de Fresia Saavedra sin imaginar que Guacho Murillo, el director artístico y también esposo de la cantante estaba en el mismo lugar, ¿lo que pasó? que te lo cuente la misma ‘Señora del pasillo’.

Según su biografía, Julio empieza a grabar en estudio desde 1951, su versatilidad para pasar de estilo a estilo hizo que lograra interpretar más de 5 mil canciones en sus 23 años de vida artística y dejar registrada 49 temas con letra y música de su autoría, no descartándose que el número sea mayor por las pérdidas de algunas composiciones en sus noches de bohemia.

El ecuatoriano fue tan popular que grababa discos en varios países de Centroamérica, Venezuela, Colombia, Perú, entre otros, donde también lanzaba álbumes temáticos con los ritmos oriundos de la zona. Esta situación hizo que algunas veces se cuestionara sobre una de sus canciones que escuchaba en la radio.

Se dice que en el 52 Julio grabó su primer tema que no precisamente fue dedicado al corazón sino a la campaña política de Carlos Guevara Moreno fundador de la CFP, la marcha llamada “Nuestro líder”, solo tuvo 12 ejemplares. Más tarde, grabaría con Fresia Saavedra el yaraví “Mi madre querida” que se convirtió en un éxito total; pero, no fue la única canción, pues ambos colaboraron hasta en 6 oportunidades.

Y luego exitosamente el vals Fatalidad que lo posiciona en todas las radios de Ecuador, marcando el inicio de su carrera profesional.

En vez de usar la guitarra, Rosalino Quintero utilizó el requinto, dándole un ritmo entre vals peruano y pasillo ecuatoriano. Desde el primer día que salió al mercado fue un éxito, y en una semana se vendieron 6 mil copias por lo que volvieron a reimprimirlo. El tema fue compuesto por los peruanos Juan Sixto Prieto y Laureano Martínez Smart para los hermanos Dávalos. Fueron ellos los que primero interpretaron esta pieza. (colocar de fondo la versión de los Hnos. Dávalos)
Su arrolladora popularidad hizo que, al finalizar 1956, Julio ya había grabado una docena de discos para el sello Ónix, entre las que se destacan temas como

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