Mis padres escondieron algo dentro de mí hace 10 años, ¡ahora soy rico!

“¡Shoot! ¡Shoot!”

Los gritos de los espectadores me animaron. La meta estaba a la vista, la adrenalina bombeaba por mis venas, dándome la fuerza que necesitaba para seguir corriendo.

Solo unos metros más y podría dar en el blanco.

“Bang”

Caí con un ruido sordo, un jugador del equipo contrario me había derribado con una entrada. No la había oído venir por detrás y cuando la vi ya era demasiado tarde.

El dolor atravesó mi cabeza cuando caí al suelo.

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Al crecer, nunca había podido escuchar por mi oído izquierdo. Mis padres me dijeron que era algo con lo que nací. Me habían llevado con doctores cuando era muy joven, pero me habían dicho que no se podía hacer nada para arreglar mi audición. Realmente no me molestó, supongo que simplemente ya estaba acostumbrado.

Me acosté en el suelo sujetándome la cabeza, de repente noté algo brillando en el césped a lado de mi. Lo levanté para ver qué era, parecía un diamante realmente caro. Mis compañeros de equipo comenzaron a reunirse a mi alrededor,

“¿Estás bien?”

Los miré con sorpresa, podía escuchar sus palabras con gran claridad. No podía creerlo, ¡ya no era sordo de mi oído izquierdo! Me pregunté cómo pudo suceder, luego recordé el diamante que estaba sosteniendo. ¿Podría haber salido eso de mi oído? Lo puse en mi bolsillo, no quería que nadie más viera lo que había encontrado.

Después de que terminó el partido de fútbol, corrí directamente a casa, no podía esperar para contarles a mis padres las buenas noticias.

“¡Mamá, papá, vengan!”, grité emocionado. “Tengo una fantástica noticia.”

Les conté que me caí jugando fútbol,

“¡Y ahora puedo escuchar tan claro como el día!”

Pensé que estarían muy felices, pero no obtuve la reacción que esperaba.

“¿Eh? ¿Cómo ocurrió eso? ¿Qué hiciste?”

“Me abordaron y me caí al suelo, después de eso mi audición volvió.”

“¿Exactamente, dónde te caíste?”

“Fue a unos 10 metros de la portería. Por qué.”

“¿Viste algo inusual en el suelo cerca de ti?”

Pensé en el diamante en mi bolsillo, ¿era eso por lo que realmente preguntaban mis padres? Decidí que no les diría.

“No, para nada.”

“Ok, espera aquí, tenemos que ir a hacer algo.”

Mamá y mi papá salieron de la casa, no había forma de que me sentara a esperar, les di unos minutos de ventaja y luego los seguí. Se dirigieron directamente al campo de fútbol. Mantuve la distancia para que no me vieran, para cuando llegué al campo ya estaban de rodillas buscando por el césped con una lupa.

No lo podía creer, estaban buscando el diamante, ¿podrían haber sabido que estaba en mi oreja? No iba a esperar más, corrí de regreso a la casa lo más rápido que pude.

Tenía que averiguar si conocían el motivo de mi sordera, sabía que mamá guardaba todos sus papeles importantes en un archivador. Fui a ver si podía encontrar alguna evidencia de que me habían llevado con doctores, a ver si había algún registro médico o algo así. Comencé a buscar en los archivos pero no pude encontrar nada. Luego encontré un archivo que estaba sellado, en el frente decía “privado y confidencial, no abrir”.

Abrí el sobre y vacié el contenido sobre el escritorio. Eran un montón de artículos de periódicos, los recogí y comencé a leerlos. Todos estaban relacionados con el robo en una joyería. Jadeé cuando leí la siguiente línea, “Diamante de valor incalculable robado en la redada.”

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