Me enamoré de Tarzán de la vida real

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Seguí llamando a la puerta hasta que escuché unos gruñidos profundos detrás de mí. Me agarré del brazo de Tej.

“¿Escuchaste eso?”

“No escuché nad…”

Tej se detuvo en medio de la frase cuando el volumen de los gruñidos aumentó. Ambos presionamos nuestras espaldas contra la cabaña mientras que dos tigres emergían lentamente de los matorrales.

ETISHA Y TEJ: ¡AYUDA! ¡QUE ALGUIEN NOS AYUDE!

Las lágrimas rodaban por mis mejillas y mi cuerpo temblaba. ¿Así era cómo iba a morir? ¿Devorada por unos tigres?

Hola, mi nombre es Etisha y soy de Nepal. ¡Por favor den me gusta y suscríbanse!

“¡Etisha! ¡Justo la pasante que quería ver!”

Entré a la oficina del Sr. Mandal.

[SONRIENDO] “Sr. Mandal, ¿cómo puedo ayudarle?”

“Hay un hombre salvaje que ha estado viviendo y sobreviviendo en la naturaleza por años. Necesito que encuentres a este hombre y lo pintes como el hombre más incivilizado que jamás hayas conocido. Te enviaré a tí y a otro reportero en un viaje de cinco días para que consigan la historia. Mañana se van a primera hora.”

“¿Cuál reportero?”

“¡Yo!”

En ese momento entró Tej. Se me revolvió el estómago. ¡Tej no! Él era mi ex novio y las cosas no habían terminado bien entre nosotros.

“[SE RÍE] ¿Enviará a Tej al bosque? ¿Tej, quien necesita sus pantuflas de conejo blanditas, un baño de espuma y una copa de vino todas las tardes para desconectarse del día? ¿A ese Tej?”

“Si tienes un problema con Tej, puedo enviar a otro pasante para que cubra esta historia.”

“*suspira* Tej está bien.”

A la mañana siguiente, Tej y yo estábamos en un bote, camino al bosque Molia.

“Esto será como en los viejos tiempos.”

“Eso es lo que me temo.”

“[SE RÍE] Tisha, esta es una oportunidad para crear grandes recuerdos.”

“Ya intentamos crear recuerdos, ¿te acuerdas? Pero no hay nada bueno en ellos.”

“Quizás esta vez sea diferente.”

Tej intentó tomarme la mano, pero me alejé.

“Hay una razón por la que lo nuestro no funcionó, Tej. Algunas relaciones no están destinadas a ser.”

Cerca de una hora después, amarramos el bote en Molai y caminamos por el resto del día. Caminamos por aproximadamente una hora y estábamos próximos a ver al hombre salvaje.

[GRUÑENDO]“¿Cuánto falta para que lleguemos?”

[GIRANDO LOS OJOS]“No tenemos GPS. Llegaremos allí cuando tengamos que llegar.”

Me sequé el sudor de la frente y seguimos adelante. El bosque estaba caluroso y me dolían las piernas. Si no localizábamos pronto al hombre salvaje, me desmayaría del puro agotamiento. Cerca de treinta minutos más tarde, Tej gritó.

“¡Mira! ¡Esa debe ser!”

Tej y yo aceleramos el paso. A unos seis metros de nosotros se encontraba una cabaña de madera, con techo de paja y un pórtico delantero. En el pórtico había dos sillas. Cuando llegamos a la cabaña, llamé a la puerta y esperé. Después de varios intentos, nadie contestaba.

[DECEPCIONADO] “Supongo que no hay nadie en casa.”

[DECIDIDA] “Entonces esperaremos.”

“Ya que tenemos un poco de tiempo, ¿tal vez podríamos hablar de lo nuestro? Reavivar la llama, quizás.”

[SUSPIRANDO PESADAMENTE] “Lo nuestro no existe y no habrá llamas. Tan solo esperemos en silencio. ¿De acuerdo?”

Tej y yo nos sentamos en las sillas a esperar a que llegase el hombre salvaje. En un momento sentí que alguien me sacudía. Abrí los ojos y vi al hombre más guapo que jamás haya visto. Lo reconocí por la foto que el Sr. Mandal me había dado.

“¿Están perdidos?”

“No, no estamos perdidos, de hecho lo estábamos buscando a usted.”

Me paré rápidamente y caminé hacia Tej, que estaba dormido, y lo desperté. Me volví hacia el hombre y me aclaré la garganta mientras que Tej arreglaba rápidamente nuestras identificaciones de la editorial.

“Me gustaría entrevistarlo.”

El hombre agarró mi identificación y la miró seriamente. Nuestros dedos se tocaron, mandando chispas a todo mi cuerpo.

“Reconozco el logo de esa compañía. Alguien de esa compañía vino hasta aquí hace unos meses. Trató de presionarme a admitir que fui exiliado de la sociedad y obligado a vivir en el bosque como un hombre salvaje. Si eres como él, no quiero hablar contigo.”

“Por favor, hemos veni…”

Mis súplicas llegaron a oídos sordos mientras el hombre entraba y cerraba la puerta detrás de él. No llegué hasta aquí para que me rechazaran. ¡Necesitaba la historia de este hombre! Llamé a la puerta.

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