Todas las chicas populares están tratando de acabar conmigo

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Abrí mis ojos y miré a mi alrededor. No tenía idea de en qué lugar de la Tierra estaba, pero sabía que donde fuera que estuviera, era un lugar peligroso para estar.

“¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí!”

De repente, dejé de gritar. Pensé que había escuchado un ruido. Sí, ahí estaba otra vez.

“¿Hay alguien ahí? ¿Pueden escucharme?”

Una puerta se abrió y cinco chicas entraron a la habitación. Las reconocí inmediatamente, eran las chicas populares de la escuela. Se me hundió el corazón cuando una por una comenzaron a sonreírme maliciosamente.

“¡Aaargh!”

Esta historia es bastante chocante, pero lo que descubrirán al final les volará la cabeza.

Supongo que será mejor que comience por el principio, así ustedes comprenderán la historia completa.

Estaba en clases un lunes por la mañana y me sentía realmente nerviosa. Verán, hoy era distinto a todos los lunes, porque esta mañana mi hermana me había ayudado a alistarme para la escuela. Había recogido mi pelo y escogido algunas prendas bonitas para ponerme, una especie de pequeño cambio de imagen. La razón por la que me ayudó fue porque era mi cumpleaños. Fue su regalo para mí.

“Todos los chicos estarán sobre tí cuando te vean luciendo así de bien.”

“Guacala, ¡qué asco!”

Yo era la primera alumna en la clase. Me senté ahí, preguntándome si alguien alguna vez notaría mi cambio de look. Pero mientras los otros estudiantes entraban, era bastante obvio que podían ver la diferencia en mí.

Cada chico se paraba ahí a mirarme, en shock.

Verán, cuando digo un cambio de imagen, quiero decir un CAMBIO DE IMAGEN, así como, una transformación total. Yo solía usar estos anteojos cuadrados enormes y mi cabello siempre estaba tieso y oloroso. Incluso había veces en las que se podía encontrar un trozo cualquiera de papel o una ramita en mi cabello. Y mis ropas siempre eran grises, lo más llano y simple que podía encontrar para ponerme. Usualmente estaban manchadas también. Pero mi hermana me ayudó a cambiar todo eso. Así que para los chicos en la clase era como una persona totalmente diferente.

Pero aunque sabía que me veía distinta, no esperaba recibir ningún cumplido. Pero me equivocaba.

“Oye, Lucía, ¿realmente eres tú? ¡Te ves increíble!”

“Vaya, te ves tan distinta. Me encanta tu cabello.”

No estaba acostumbrada a que nadie dijera cosas agradables sobre mi apariencia, así que de inmediato comencé a sonrojarme. Pero mi felicidad pronto se transformó en miedo cuando vi a las chicas populares entrar al salón de clases. Eran cinco de ellas, iban a todas partes juntas. Yo las llamaba Las Chihuahuas, porque sus voces sonaban todas chillonas y molestas.

Por un minuto pensé que no me iban a notar, pero entonces una de ellas llamó mi atención.

“¡Vaya, vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? ¿La pequeña vieja Lucía está saliendo de su caparazón?”

Traté de ignorarlas, esperando que me dejaran en paz, pero siguieron metiéndose conmigo.

“Debes haber pasado horas preparándote para la escuela esta mañana. Apuesto a que piensas que te ves linda, ¿no?”

Estaba por responder cuando uno de los chicos saltó a defenderme.

“Oigan, dejen de ser pesadas. Lucía se ve genial, ¡déjenla en paz!”

Me sonrojé otra vez.

“En serio, salgan de su camino, ¿sí?”

Todas las chicas populares me fruncieron el ceño, pero hicieron como el chico pidió y fueron a sentarse al final del salón de clases.

Cuando llegué a casa después de la escuela ese día, le conté a mi mamá sobre todo lo que había pasado.

“Fueron tan pesadas conmigo, mamá, me dio tanta vergüenza…”

“Sólo ignoralas. cariño. Es tan obvio que sólo están celosas de tí.”

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