Marco Aurelio Denegri Pizarro. El factor sorpresa y la captura de Atahualpa.

José Antonio del Busto Duthurburu (1932- 2006) historiador peruano. Docente y profesor emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Raúl Porras Barrenechea
Pizarro (Lima: Editorial Pizarro. 1978)

"Si la alevosía existió por ambos lados, la crueldad que tanto se recrimina a Pizarro fue muy inferior, a la que con el pensaban usar sus enemigos..."

"Ahí tenemos en bosquejo, la sentencia que Atahualpa hubiera dictado contra Pizarro en el caso de que este hubiera caído prisionero o si la reacción que el inca esperaba de sus generales se hubiera producido. La cabeza de Pizarro le hubiera servido vaso y el pellejo de tambor... hay que convenir que la sentencia expedida por Pizarro ya fuese la de la hoguera o la de garrote resultara blanda o moderada."

José Antonio del Busto "Como todavía no nos terminamos de acomodar, porque el Perú y México no se han terminado de acomodar porque la sacudirá ha sido muy fuerte es que aquí habido una cultura aborigen, y allá habido otra cultura aborigen llegando otra gran cultura como la occidental. El choque fue inevitable hasta el punto de ser un cataclismo no llego a tanto puesto que tiene frutos, pero sacudió." El factor sorpresa. Facilito la captura del inca.
La captura del inca corono el éxito de la sorpresa.

¿Qué cosa fue lo que acelero esta decisión de ejecutar al inca?

Almagro, Alonso de Riquelme, Antonio Navarro, Fray Vicente de Valverde, Felipillo, El Curaca de Cajamarca, Los Curacas Wankas, Los indios huascaristas. No fue solamente una persona fue toda una tendencia detrás de la cual andaba la huestes Almagristas que quería matar a Atahualpa para luego empezar una nueva cuenta y efectuar el reparto del botín porque hasta entonces no iban a recibir un maravedí debido a que no habían participado en la captura del inca.

-Marco Aurelio Denegri Muerte y valentía

Leoncio Prado

Refiere Ricardo Palma que cuando el coronel Leoncio Prado (1853-1883) vio que ya se presentaban para fusilarlo, pidió una taza de café, y al probarlo dijo:
-"Hacía tiempo que no gustaba un café tan exquisito."
Y volviéndose al oficial que mandaba a los tiradores chilenos, pregunto:
-'¿A qué hora emprenderé el viaje para el otro mundo?'
-'Cuestión de minutos'-contesto el oficial.
-'Pues bien: pido una gracia, y es que se me permita mandar el fuego.'
-'No hay inconveniente.'
-'¿Tienen capellán las fuerzas chilenas?'
-'No señor.'
-'¡Paciencia! He hecho lo que he podido por mi patria, y moriré contento.'
En seguida pidió que, en vez de dos tiradores, se colocaran cuatro, y que le apuntasen dos al corazón y dos a la cabeza. Acordada esta nueva gracia dijo:
-'Al concluir la tasa de café se me harán los puntos -- es decir, se me pondrá en la mira-, y al dar con la cuchara un golpe en el pocillo se hará fuego.'
Y continuo tomando reposadamente su café.
Ninguna idea triste nublaba su rostro. Veía sin zozobra agotarse el dulce líquido, sabiendo que en el último sorbo estaba la amargura.
Bebió tranquilo el último trago, toco con energía la cuchara en el pocillo, y cuatro balas diestramente dirigidas lo hicieron dormir el sueño eterno.''
Palma, tradiciones, IV, 234-235.
 La Función de la Palabra - TV Perú

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