La Gravedad y la Gracia - Simone Weil - Idolatría (Capítulo 13)

La idolatría proviene del hecho de que, teniendo sed de bien absoluto, no poseemos la atención sobrenatural, y carecemos de la paciencia necesaria para dejarla prosperar.
Los pensamientos son cambiantes, obedientes a las pasiones, a las fantasías, al cansancio. La actividad debe continuarse, todos los días, muchas horas al día. De manera que se hacen precisos (necesarios) móviles para la actividad que escapen a los pensamientos, y, por lo tanto, a las relaciones: hacen falta ídolos.
No hemos de adquirir la humildad. La humildad se halla en nosotros. Solamente nos postramos ante falsos dioses.

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