ROCIÓ JURADO Y EL MÍTICO ESTILO QUE CARACTERIZARON SUS CANCIONES

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1946: Hay artistas que nunca mueren y Rocío Jurado es una de ellas. No creo que sea casualidad el mote de ‘La más grande’, y es que, era raro que la chipionera española nos dejará con aliento tras cantar alguna de sus canciones. Aunque lo de cantar se queda corto para todo lo que Rocío hacía encima de un escenario y sí, no solo cantaba, también transmitía sentimiento, fortaleza, seguridad y belleza, mucha belleza.
Era de las artistas más atrevidas en cuanto a puesta en escena. Con su pelo voluminoso, y un maquillaje de infarto, Rocío Jurado nos dejaba boquiabiertos con todos y cada uno de los estilismos que utilizaba en sus conciertos, escotes, brillos, estampados, plumas, ¡la cantante de copla se atrevía con todo!

María del Rocío Trinidad Mohedano Jurado, nació el 18 de setiembre en el seno de una familia humilde, pero, sobre todo unida y muy querida. Su padre, Fernando Mohedano Crespo, era zapatero y cantaor de flamenco en sus ratos libres; su madre, Rosario Jurado Bernal, se dedicaba a su hogar y era una cantante aficionada de la música española.
Su primera presentación en público la hizo a los ocho años, en una obra en su Colegio de La Divina Pastora. También aprendió a trabajar duro desde muy niña. Cantaba en misas, participaba en festivales de su colegio y también, a los doce años, cuando falleció su padre, tuvo que echar una mano a la precaria economía familiar. Trabajó de zapatera, recolectora de frutas y aún tenía tiempo para presentarse a los concursos.

A Rocío la llegaron a llamar La niña de los premios, ya que ganaba todos los concursos de las emisoras de radio en los cuales participaba. El primero fue en 1958 en Radio Sevilla y consistió en unas pesetas, una botella de gaseosa y un par de medias. Quién se podría imaginar que ese momento sería el comienzo para una grande de grandes.
En los 60, fue impulsada por muchos organizadores de concursos para viajar a Madrid, pero no la tuvo fácil. La familia no quería y tuvo que hacer hasta una huelga de hambre para permitirle viajar y así fue.

Llegó a la capital española junto a su madre. Sus primeros trabajos fueron en los tablaos El duende y Los Canasteros, siendo aún menor de edad ¿y cómo hizo?, pues le falsificaron la fecha de nacimiento, agregándole dos años y diciendo que nació en 1944 en vez de 1946. Además, tenía que verse como una adulta, por eso tuvo que usar ropa muy ceñida y bien maquillada.

Rocío no fue solo la hermana mayor de Amador y Gloria, también se convirtió en la madre de todos. Traemos esto a colación porque para la española, la familia era clave principal en su vida y se convirtió hasta el día de su muerte en la médula espinar para mantenerlos juntos. Su amor por ellos, hizo que con sus primeros sueldos trajera a los suyos a la capital y les pagaba piso y comida. Sí pues, el corazón de la chipionera era tan grande que se notaba hasta cuando pisaba un escenario ¡Una estrella de estrellas!

1967: Profesionalmente, Rocío Jurado despuntó con un repertorio mayormente de copla, género que empezaba a perder vigencia y que revitalizó tanto en voz como en presencia escénica y así llamó la atención hasta del cine. Su primera película “Los guerrilleros” (1962) tuvo un moderado éxito; sin embargo, fue en el film “Proceso a una estrella” (1967) que le abre la gran oportunidad para grabar su primer álbum debut que llevaba por nombre el mismo título del film. Se trataba de un disco que recopilaba todas las canciones del rodaje, entre ellas se destacan: La rosa y el viento y Ojos verdes.

Esta oportunidad se la brindó el director de la desaparecida discográfica Columbia, Enrique Garea, con quien también graba, dos años más tarde, su segundo disco titulado: Rocío Jurado. En esta producción se destaca el soneto musical “Mi amigo” y la rumba catalana “No sé por qué”.

Dato: Basta de sobra decir que Rocío dejó piel, cuerpo, alma y totalmente corazón en cada una de sus presentaciones; sin embargo, también dejó una huella imborrable tanto en la pantalla chica como en la pantalla grande. La española ha participado en 12 producciones (En Andalucía nació el amor (1966); Lola, la piconera (1969), Una chica casi decente (1971), Rocío y los detonadores (1972), La querida (1976), Horas doradas (1980), El amor brujo (1986), Sevillanas (1991), La Lola se va a los puertos (1993), Así también participó en 4 películas argentinas como La Zapatera prodigiosa, De España al cielo, Lola Montes y Aquellos tiempos.
1976: Popular ya en los años setenta y con una carrera en ascenso (portadas álbumes Rocío Jurado 1971), Soy de España (1973), Rocío Jurado (1974), Roció Jurado (1975).

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