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Sara Montiel, la manchega universal (2ª parte)

Segundo video dedicado a la carrera cinematográfica de la estrellísima por excelencia, Sara Montiel. En él se recoge justamente el momento en el que se crea el mito a partir del super éxito de "El último cuplé" (1957) de Juan de Orduña, una película en la que inicialmente nadie creía y que la artista realiza casi por casualidad. Tras varios años en México y su breve e interesante periplo americano, la actriz regresa a España para visitar a su familia. Una vez en nuestro país recibe una oferta de trabajo de la mano de Orduña, el director que hubiera atisbado ya sus posibilidades como estrella en aquella "Locura de amor" (1948) que marcó toda una época como estaba a punto de hacer el título en el que ambos colaborarían de nuevo. "El último cuplé" fue un proyecto que pasó por todas las productoras del momento sin que nadie le hiciera el menor caso, en los años 50 el género estaba muerto y la mayoría de sus figuras olvidadas. Sin embargo tuvo un pequeño "revival" a través de un programa radiofónico protagonizado por una joven Lilian de Celis que sin duda animó a Orduña a interesarse por este proyecto, llevado seguramente de ese instinto innato para adivinar los gustos del público. Sara era prácticamente una desconocida en nuestro país, se había marchado a Latinoamérica en 1950 con más pena que gloria, ya que por entonces no encontraba el hueco que merecía en nuestra cinematografía a pesar de su talento y belleza. En México Sara se convierte en una figura de primera magnitud lo que conduce sus pasos a las doradas tierras de la Meca del Cine, pero aquí prácticamente nadie se acordaba ya de ella y por supuesto no se la conocía en absoluto como cantante. Sin embargo Orduña confía plenamente en la capacidad de la actriz de llevar el proyecto hacia adelante por lo que se decide a producirlo el mismo. A pesar de todo Sara no fue la primera opción del director, quién parece ser le había ofrecido el filme a Juanita Reina, Carmen Sevilla e Imperio Argentina anteriormente sin obtener una respuesta afirmativa y por supuesto tampoco era la elegida para interpretar los temas de la cinta, para este cometido se había contratado a una cantante célebre de la época cuyo nombre nunca llegó a desvelarse, aunque siempre se habló de Lilian de Celis y Concha Piquer. El caso es que el destino en un inesperado giro de los acontecimiento haría que Sara grabase los temas de la película al negarse la artista contratada a hacerlo sin antes cobrar lo estipulado, impulsando de este modo el éxito del filme y el despegue definitivo de su carrera. Fue la locura... La película obtuvo tal "boom" que permanecería más de un año en el local de su estreno en la Gran Vía madrileña, consolidando a la manchega como una de las mayores luminarias de la pantalla española de todos los tiempos, resucitando el gusto por la nostalgia y condicionando en adelante la producción cinematográfica en nuestro país durante más de una década.

La estrella se consolida con su siguiente título, "La Violetera" (1958) a las órdenes de Luis César Amadori, uno de los realizadores que mejor sabría entenderla contribuyendo a crear el mito en otros dos taquillazos sensacionales "Mi último tango" (1960) y "Pecado de amor" (1961). El éxito de Sara responde sin duda a unas necesidades muy concretas dentro del contexto en que se produjo, su belleza, la forma de cantar las viejas canciones llenas de doble sentido, que la estrella sabía llenar de un velado erotismo implícito no solo en su voz, sino en su mirada y gestualidad y la enorme personalidad de la artista que supo reinventar un género haciendo que sonase a ella, encontrando un hueco que solo ella podía llenar del modo en que lo haría. Desde entonces en todos sus vehículos todo estuvo al servicio de su figura y de lo que el público esperaba ver en ella, llenando de melodrama y canciones las pantallas de todo el mundo con idéntica fortuna. Tras "La Violetera", Tulio Demicheli la dirige en "Carmen, la de Ronda", dando vida a la tentadora por excelencia, devoradora de hombres que encontraba en su libertina vida un destino fatal, otra de las constantes de su filmografía, ya que si a Sara se la permitía "pecar" en un contexto tan asexual y mojigato como en de los años cincuenta en España, era para encontrar el castigo y arrepentimiento bien muriendo, abrazando los hábitos o padeciendo mil y un dolores antes de expiar su vida y terminar en el mejor de los casos en los brazos del amor verdadero.

La carnalidad directa de la estrella, que vivía en sus películas relaciones extraconyugales, pasiones desenfrenadas y amores prohibidos sería otro de los impulsores de su éxito, creando en el público el deseo y admiración de las estrellas legendarias de antaño, acudiendo en masa a llorar con sus dramones de época y rememorar la nostalgia de tiempos pasados a través de una antología de temas favosos interpretados con una voz distinta, grave y acariciadora...

Видео Sara Montiel, la manchega universal (2ª parte) канала Suspiros de España
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24 ноября 2020 г. 15:06:20
00:37:07
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