Él le dio vida a una de las canciones mas escuchadas de la salsa

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1958: Para algunos, los más jóvenes, es posible que el nombre de Ubaldo Rodríguez Santos, más conocido como Lalo Rodríguez, no aparezca en su "playlist" de Spotify, pero para millones de seguidores de la salsa es tan familiar como los acordes de la canción Devórame otra vez. Sí, y es que, está considerado uno de los pocos exponentes de este género que estuvo entre el soneo duro y el sensual.

“Manolo” o “Lolo”, como se le conocía en casa, nació un 16 de mayo de 1958 en un pueblo, considerado la tierra de gigantes: Carolina de Puerto Rico. La música no llegó por azares del destino, sino ya venía impregnado en su ADN. Su madre doña Margarita Santos se dedicaba al hogar y Don José Ángel Rodríguez Burgos, era trovador y cantante de música jíbara. Por eso, era tan común ver al pequeño Ubaldo mostrando su talento en concursos y fiestas patronales. A los diez años formó parte del grupo de aficionados del programa “Tribuna del Arte” dirigido por Rafael Quiñones Vidal, el patriarca de la radio.

En dicho programa conoció el género salsa y al terminar la edición, su hermano mayor José Ángel, a través de una amistad, lo ayuda a ingresar a la orquesta “Tempo moderno” con apenas 12 años de edad.

Dato: Lalo, es conocido como “El Cantor de Cantores” o “El Canario de Carolina”; pues su voz está considerada como una de las más bonitas en el panorama musical.
1973: Un giro de 180 grados ocurre este año durante un baile de verano en Puerto Rico. Lalo estaba como vocalista de la orquesta que tenía encomendada la tarea de acompañar al maestro Justo Betancourt y, fue este quien los presentó en la barra de aquel lugar con el gran Eddie Palmieri. Allí, el curioso jovencito le pide que escuchara su show donde había preparado dos temas clásicos de cuando el pianista pertenecía a La Perfecta. Estos eran: Sabroso Guaguancó y Tumbao con Swing.

Sí, así se despidieron sin promesa alguna; pero, cuando al año siguiente el sello Fania le arrebató al cantante de su orquesta, el sonero Ismael Quintana, decidió volver a Puerto Rico en busca de un nuevo cantante. Su primera opción era Lalo Rodríguez.

Ese “estás en mi orquesta”, fue la respuesta más feliz que había recibido el boricua, aunque no iba ser todo tan rápido, pasaron dos meses más para que Palmieri llamara por teléfono a su casa y hablara con su padre, para decirle que al día siguiente debían tomar un vuelo a Nueva York y así es como arranca su carrera llena de fama, de éxito y cosas bastante extrañas que te lo detallaremos a continuación.
1974: Dos ensayos. La historia cuenta que el Grammy del 76 fue otorgado al pianista y director de orquesta Eddie Palmieri, eterno rebelde de la Salsa, por su obra The Sun of Latin Music. Pero la historia no cuenta que el cantante, Lalo Rodríguez, tuvo solo dos ensayos para prepararlo.

Ese trabajo, grabado en 1974 en ‘Electric Lady Studios’, de propiedad del legendario Jimi Hendrix, fue catalogado como el más revolucionario de su género, y se le considera hoy como un disco de culto. El álbum contiene solo seis cortes, entre ellos una cumbia salseada dedicada a Colombia. Lo que posiblemente nadie sabe, es que, si bien la autoría de este tema es atribuida a Palmieri, Lalo fue quien escribió la letra, apoyándose de libros para conocer los nombres de las poblaciones de la costa Norte. Así salió la letra.

También llama la atención “Deseo salvaje”, un bolero de la inspiración del propio Lalo. Basta escucharlo para entender que el adolescente, ya tenía un enorme dominio, al menos en el plano teórico, de las ansiedades derivadas del amor.

Te contamos que, luego de ese disco Lalo Rodríguez llegó casi a la categoría de leyenda; el hombre con la voz más pura y transparente de la salsa, capaz de alcanzar registros imposibles para otros y esto se notó también en el tema “Un día bonito”.

“Un día bonito” está considerada una de las más extrañas grabaciones de toda la historia de la salsa ¿por qué?, pues se fusionaron tres elementos diferentes en una pieza de 14 minutos y 46 segundos. Una misteriosa obertura de casi 7 minutos de solo piano (colocar la intro) y luego un trepidante arreglo salsero introduce la voz de Lalo para fundir hasta el climax con un complejo entramado de armonías desafiantes ¡ah!, pero el tema no lo iba a cantar él sino Jimmy Sabater y Willie Torres, el problema era ninguno llegaba a darle ese estilo de explosión que Palmieri buscaba y que lo encontró en Lalo.

En una entrevista a El País cuenta sobre estos dos ensayos que tuvo antes de grabar el exitoso disco: “Yo no sabía qué canciones iban, me enteré cuando llegué a Nueva York. Palmieri me pasó las letras, me cantó la melodía y yo las grabé en una grabadora vieja para aprendérmelas. Luego hicimos dos ensayos, martes y jueves, y al lunes siguiente ya estábamos en el estudio grabando. No sé cómo pude salir bien de eso, porque apenas había cumplido 16 y no tenía ninguna experiencia. Dios estuvo conmigo”.

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