Загрузка страницы

Gricel, una historia romántica - Susana Gricel Viganó y José María Contursi.

APUNTES
La que marcó la línea en la poesía más visceral de José María Contursi fue Gricel, esa chiquilina de 16 años, de ojos verdes y pelo rubio, que conoció en 1936, cuando era locutor en radio Stentor.
Contursi tenía entonces 24 años, hacía algo más de tres que se había casado con otra joven de 16 años, Alina Zárate, por lo que para él, y tomando en cuenta la época, la edad de Gricel no era precisamente lo que podía impedirle enamorarse.
Katunga, como le decían desde chico, nació el 31 de octubre de 1911. El secundario lo hizo en el histórico Colegio San José, y los rígidos curas bayoneses le dejaron una profunda formación religiosa que se hizo muy evidente en la letra de algunos de sus tangos, en las que afloran sus sentimientos de culpa y arrepentimiento.
Susana Gricel Viganó nació ocho años después en el barrio de San Cristóbal, sí, el mismo en el que vivía Contursi, el 15 de abril de 1920, pero sus padres decidieron mudarse a Guaiminí, provincia de Buenos Aires.
Además de algunos exiguos derechos de autor (los de La Cumparsita no se acordaron hasta 1948 por el juicio que existía contra Matos Rodríguez), José María heredó de su padre el gusto por la vida bohemia, por las carreras de caballos, el alcohol, los romances, por San Lorenzo de Almagro y algunos amigos músicos, compositores y cantantes de tangos (Gardel, entre ellos) que lo ayudaron mucho a meterse en ese ambiente.
Las radios ofrecían por ese entonces espectáculos gratuitos en vivo, y una amiga de Gricel, ex vecina de Guaiminí, Nelly Omar, que cantaba temas camperos a dúo con su hermana Nélida y tangos, como solista, en Radio Stentor, la invitó a presenciar su espectáculo. Y le presentó al locutor: un José María Contursi deslumbrado por los ojos verdemar de Gricel. Como dice en el video Lucía Gálvez, fue un flechazo.
En 1938, a José María Contursi le dio una fiebre intestinal, el médico le aconsejó descanso en las sierras de Córdoba, y Nelly Omar le preguntó si se acordaba de Gricel, porque sus padres tenían una posada en Capilla del Monte.
Y hacía allí partió más que agradecido a su fiebre intestinal.
Las sierras cordobesas; el poeta altísimo, buen mozo, enfermo y pasional; la encantadora alegría de la rubia belleza adolescente; las oportunidades que dan la cercanía y, muy especialmente, descubrir que lo que había hecho sentir hacía dos años una mirada y el contacto de las manos seguía tan vivo como en aquel momento de las presentaciones fueron más fuertes que los intentos de Egidio Viganó por impedir el romance entre su hija y un seductor profesional.
Lucía Gálvez, en su libro Romances de tango, dice que Contursi volvió a su casa porque no quería que su mujer y su hija vivieran lo mismo que él cuando los abandonó su padre. Conclusión que parece muy acertada cuando vemos que en los diálogos de la película Mi noche triste, que escribió a los 41 años, se muestra a sí mismo como un niño que le dice a Pascual Contursi “Vine a buscarlo porque lo necesito”.
Gricel se casó en 1949 con Jorge Camba, y tuvo una hija, Susana Jorgelina. Camba era viajante de comercio, y las continuas visitas a negocios de El Chaco tuvieron como consecuencia un romance con una mujer casada, que casi termina en tragedia porque el marido le pegó un tiro en un pulmón. Gricel no lo perdonó, y Camba se fue a vivir a El Chaco con su nuevo amor y la bala que nunca le pudieron sacar.
En 1962, el muy famoso bandoneonista cordobés Ciriaco Ortiz le contó a Gricel, jurando que no era su mensajero, que su amigo José María Contursi había enviudado en 1955, y que se estaba destruyendo con el alcohol.
Ni lerda ni perezosa, Gricel lo llamó por teléfono, arregló un encuentro en la Confitería Del Molino, y, con su hija Susana, se fue a Buenos Aires.
En dos tangos, Cosas olvidadas y Como dos extraños, escritos ambos en 1940, a Contursi (si no se conoce la letra, basta con los títulos para verlo) le falló el pronóstico de cómo sería el reencuentro.
Como casi siempre, son pequeños hechos los que determinan, o por los que determinamos, nuestros destinos. Es posible que Gricel y Contursi no se hayan conocido en San Cristóbal porque ella se fue a vivir a Guaiminí, y quizás no se habrían conocido si no hubiera sido que porque se fue a vivir a Guaiminí se hizo amiga de Nelly Omar. Y si el padre de Gricel no hubiera tenido un problema pulmonar que lo llevó a radicarse en Capilla de Monte, Contursi no habría tenido la excusa para volver a verla: nadie recomienda Guaiminí para curarse de una fiebre intestinal.
Si bien el matrimonio duró solo cuatro años y ocho meses, Gricel y Contursi, fueron inseparables los casi diez años que pasaron desde el reencuentro hasta la muerte del poeta.

Видео Gricel, una historia romántica - Susana Gricel Viganó y José María Contursi. канала Néstor Barreiro
Показать
Комментарии отсутствуют
Введите заголовок:

Введите адрес ссылки:

Введите адрес видео с YouTube:

Зарегистрируйтесь или войдите с
Информация о видео
9 февраля 2017 г. 23:49:25
00:12:44
Яндекс.Метрика