El Repartidor dejó a su Mujer en casa, fue hacer una entrega y cuando abrieron la Puerta no Podía...

La Cambio por otra por como se vestía, años mas tarde se la encuentra y no lo podía Creer... Ver Video Completo: https://youtu.be/wIZ77F8jTiQ
Pedro caminaba de un lado al otro pensando por que su mujer no respondía las llamadas y los mensajes. Hacía apenas unas horas la había dejado en casa, mientras que él hacía un último reparto a domicilio.

Su negocio tenía clientes frecuentes y conocidos y en base a eso se sostenía su pizzería. Su mujer también había trabajado con él durante un tiempo, pero debido a los acosos que sufría por parte de clientes desubicados, Daniela dejó de ayudar en el establecimiento.

- Mi amor, no creo que pueda seguir trabajando en la pizzería. Hoy llegué a mi límite

Pedro se preocupó al ver la palidez en su rostro y la forma en la que se sentaba en la cama, cubriéndose ligeramente el pecho con su brazo, apretando su hombro con la mano hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

- ¿Qué pasó mi amor? ¿Otra vez te dijeron algo?

Daniela apartó su rostro para no ver el de su esposo. Con los ojos cerrados dijo

- Ojalá me hubieran dicho algo… hubiera sido mejor

- Pero… ¿Que paso?

De pronto Daniela rompió a llorar y entre sollozos le contó que un cliente estuvo coqueteando con ella durante más de 20 minutos y al ver que ella no le correspondía sus piropos, tuvo la osadía de tocarla en su pecho de manera lasciva.

Pedro sintió como una ira ardiente se iba formando en su estómago.

- ¡¿QUE?! ¡¿CÓMO SE ATREVIÓ?!... ¿QUIEN ES? ¿CÓMO SE LLAMA? LO VOY A DEJAR COMO….

- ¡No, mi amor! ¡No te exaltes! El cocinero y los otros clientes que estaban allí, lo corrieron. No te preocupes.

Yo… yo solo quería decirte que no puedo trabajar más en la pizzería. Es demasiado para mí… lo siento.

Pedro se quedó viendo impotente a su esposa mientras ella lloraba en la cama. Trató de respirar para tranquilizarse y luego le dijo

- Mi amor, ¿No crees que…? ¿No crees que tal vez es por la forma en la que te vistes? Es que… tu te ves hermosa pero… quizás llamas demasiado la atención

- ¿Cómo puedes decirme eso?- Le respondió su esposa con la voz ahogada - ¿Lo ves? Tú nunca me has criticado mi manera de vestir y ahora hasta empiezas a verme mal. Lo siento, Pedro, pero no puedo ayudarte más en la pizzería de verdad perdoname.
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