¿Por qué no funcionan las dietas?

Las ganas de comer y el hambre no son la misma cosa, pero cuesta mucho distinguirlas... esto hace sumamente difícil mantenerse a dieta.
El gusto es uno de los primeros sentidos en desarrollarse, y colabora con el hambre para hacernos comer.
Todos reaccionamos al hambre de distinta manera, hay quienes tienen la imperiosa necesidad de comer al primer síntoma de apetito y hay quienes piensan que si tienen hambre, pero lo pasan por alto y no comen de inmediato, esto puede hacerlos bajar de peso, además creen que de esta manera ejercitan el control sobre sí mismos, su fuerza de voluntad es superior y se sienten ampliamente gratificados al controlarse y no comer de inmediato, hay también quienes han aprendido en base a un buen nutriólogo, que no deben dejar que el hambre se manifieste como tal y comen algunos bocadillos bajos en calorías, entre comidas, para asegurarse de no darse un atracón a la hora de que les llegue el hambre.
Sin embargo aunque el aumento de peso tiene que ver con el hambre, no es su causa principal, muchas personas sobre todo los gorditos, confunden algunos estados emotivos, como la ansiedad, el miedo, la soledad con la necesidad de alimentarse.
Otras confunden el verdadero apetito, (entendiendo este como necesidad de alimentación, para mantener activo al organismo), con el deseo de masticar o de chupar, muchas de las veces puede ser sed, pero no lo saben reconocer como tal, otros, sienten deseo de comer solo por darse ese gusto, es una gratificación...

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