Encuentro

Encuentro
Tres líneas se encontraron aquella noche.

La línea horizontal,

la de los días que pasan,

donde anidan certezas,

intervalos, casualidades

y la proximidad imprevista de la piel.
La línea vertical,

la que desde lo alto cae y parte lo vivido

y un mundo se inaugura -un porvenir oculto-

en medio de gestos, besos, signos que uno quisiera descifrar

para soñarle un sentido más hondo a lo que pasa.


La línea más profunda, el valle del deseo,

que arrastra, convoca,

sin dilaciones, sin excusas

en un vértigo alegre e inconsciente

y hace prender la carne y la memoria.
Fueron tres las líneas que nos cruzaron esa noche.

No supimos enhebrarlas.

Las apuramos hasta el olvido.
Mario Espinoza Pino

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