Se queda Embarazada a los 62

15-09-2016

Una médica gallega, embarazada a los 62 años

La médica gallega embarazada a los 62 años: «Me siento como una de 30, feliz»
Esta facultativa lucense, que ya tuvo otro hijo a los 52 años, dará a luz a una niña el próximo mes

«Me siento como una de 30, feliz. Mejor imposible». Así, irradiando vitalidad, se expresó ayer Lina Álvarez, una médica lucense que dentro de un mes será mamá con 62 años, después de veinte de menopausia. Espera una niña, que se llamará como ella y que ahora pesa unos dos kilos. Su embarazo puede ser un caso único en Galicia.«Estoy feliz porque vivo ahora mi recompensa a tanto sufrimiento. Es un milagro», advirtió esta madre coraje que lleva media vida de lucha para pedir justicia porque hace 27 años el cerebro de su primer hijo fue dañado, asegura, en una prueba de amniocentesis que le realizó un ginecólogo. Desde entonces, Lina se ha dedicado al cuidado de su hijo, que se quedó sin habla y semiparalizado, y también a luchar por él en juzgados y en la calle.«Fue una vida de llanto. Durante años lloré todos los días porque no sabía afrontar la enfermedad de mi hijo, al que tenía que ingresar dos veces a la semana. Iba llorando con él a las guardias nocturnas, de las que el Sergas nunca me eximió. Muchas veces paraba porque no era capaz de conducir», relató Lina.«A los 34 años -recordó- me hicieron una prueba innecesaria. Pincharon la cabecita de Chiquito [su hijo] y le provocaron una hemorragia cerebral. Durante años me ocultaron las pruebas pero, por fin, tuve una resonancia, que solo se hace en la Ruber de Madrid, en la que se visualiza lo ocurrido». Denunció al ginecólogo que hizo la punción, pero la justicia no le dio la razón. Ahora también llevó ante el juez a quien le informó sobre los resultados de la resonancia porque, dice, descartaba una lesión vascular. Debido a reclamaciones judiciales, le embargaron el sueldo durante años, el piso... «Y ahora sigo pagando deudas al juzgado. Gracias a eso no pierdo la ilusión porque defender la verdad reconforta», dice.Con todo este historial, a los 52 años se quedó embarazada de Samuel, que tiene 10. «Siempre quise tener otro hijo, pero los ginecólogos decían no. Hace tiempo uno de Madrid me propuso hacer pruebas y, si las superaba, lo intentaríamos con un embrión implantado. Únicamente había un 6 % de posibilidades. ¡Y me quedé embarazada, de una niña! Y todo va perfectamente. Hago una vida normal. Y Lina, a la que llevo en la barriga, es la mejor recompensa. ¡Lo conseguí!», relató.Dice no ser ajena a las críticas por los riesgos que puede suponer su embarazo. «Pasó igual cuando tuve a mi hijo con 52. Me criticaron, pero soy una madre más; no tengo conflicto generacional con mis hijos, estoy abierta a la vida y estoy sana», dice. Ahora asegura que ser mamá cuando se tiene edad para ser abuela tiene otras ventajas: «Experiencia de vida, la fortaleza que me dieron mis circunstancias... ». «Y cuando ella tenga 30 yo tendré 90. Seré una abuelita. ¿Y qué? Ella ya estará criada. La esperanza de vida para las mujeres es cada vez mayor», concluyó.Datos personalesEdad. 62 años. Cumplirá 63 el próximo mes de enero.Profesión. Médico. Ejerció en varios consultorios de la provincia de Lugo. Familia. «Chiquito», que actualmente tiene 27 años y que presenta graves daños cerebrales, y Samuel, de 10.

«Saldrá todo perfecto, mi bebé tiene un desarrollo totalmente normal»«Mi embarazo es totalmente natural. No tomo absolutamente ninguna medicación. Considero que no es solo mérito de la ciencia, sino de la naturaleza humana, que es perfecta», asegura esta facultativa lucense, que dice tenerlo todo preparado para cuando llegue el momento de la cesárea y nazca Lina, para la que ya tiene lista la canastilla.Ya está casi en la cuenta atrás. En los próximos días tiene consultas con el anestesista y los ginecólogos del Lucus Augusti. «Dentro de un mes nace el milagrito. ¡Mi niña, tan esperada, tan deseada!», asegura ilusionada.Cuenta que revivió el momento en el que, después de nueve años de menopausia, llegó Samuel. «No se pueden imaginar cómo estoy ahora», destaca esta mujer que estuvo acampada delante del Congreso, en la Puerta del Sol y con pancartas en los juzgados lucenses para reivindicar justicia para su primer hijo «al que incluso le quitaron la ayuda de la dependencia».

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