URGENTE 🚨 SANTIAGO DE CUBA ATACA AL RÉGIMEN COMUNISTA
En el día de ayer, una escena conmocionó a los transeúntes del centro de Santiago de Cuba y se propagó como fuego en redes sociales y cadenas de mensajería. Dos inspectores estatales, presuntamente asignados al control del transporte urbano informal, fueron enfrentados por un grupo creciente de ciudadanos que presenciaron cómo intentaban extorsionar a un joven chofer de triciclo eléctrico, exigiéndole un pago en efectivo a cambio de no multarlo arbitrariamente.
El incidente, que comenzó con la negativa del joven a pagar la suma que le exigían, se transformó en una verdadera muestra de indignación popular. Decenas de personas se agruparon en defensa del trabajador, quien argumentaba entre gritos y lágrimas que se ganaba la vida honestamente, sin robar, sin especular, y sin dañar a nadie. La presión popular fue tal que los inspectores, acorralados y visiblemente tensos, tuvieron que retirarse del lugar bajo una lluvia de insultos, celulares grabando y consignas contra la corrupción.
Este hecho, aparentemente espontáneo, está siendo leído por muchos como una señal inequívoca del estado emocional y cívico del pueblo cubano: cansado, empobrecido y cada día más decidido a perder el miedo ante las autoridades que abusan de su poder para lucrar a expensas de quienes trabajan.
"No están multando, están robando"
"Ya está bueno, compadre. Esto no es una multa, esto es un robo descarado. Este muchacho está sudando bajo el sol para llevar algo a su casa y ustedes lo que vienen es a quitarle lo poquito que se gana", gritó una mujer de mediana edad, que también grababa con su teléfono el momento exacto en que uno de los inspectores intentaba forzar la entrega de dinero.
Testigos aseguran que el chofer no había cometido ninguna infracción visible. Circulaba con su triciclo, llevaba puesto el nasobuco, tenía en regla su licencia de operación y respetaba el límite de pasajeros. Aún así, los inspectores le exigieron una "colaboración" para pasar por alto supuestas irregularidades inventadas al momento. "Eso es lo que está pasando aquí todos los días, pero ya la gente no se está callando como antes", dijo un joven que se identificó como Efraín, testigo presencial.
El valor de la solidaridad espontánea
Mientras la tensión creció, una señora mayor comenzó a increpar a los inspectores directamente: "Ustedes viven del pueblo, pero quieren pisotearnos. ¡Ya no tenemos miedo!". Otros se unieron a la protesta, rodearon el triciclo, e impidieron que los inspectores se acercaran más al chofer.
En cuestión de minutos, más de treinta personas se encontraban vociferando, grabando y exigiendo respeto. Los funcionarios, atónitos ante la reacción del pueblo, se vieron obligados a retroceder lentamente. Algunos testigos aseguran que uno de ellos intentó llamar a una patrulla, pero esta nunca llegó. "Seguramente sabían que el escándalo era demasiado grande para disimularlo", dijo un comerciante informal que prefirió no dar su nombre.
Una Cuba que cambia: de la sumisión a la confrontación pacífica
Durante décadas, los cubanos han vivido bajo un sistema que castiga la disidencia, reprime la organización ciudadana y premia la obediencia silenciosa. Sin embargo, lo ocurrido ayer en Santiago de Cuba refleja un cambio profundo: el pueblo está perdiendo el miedo. "No fue un acto violento, fue un acto de dignidad", afirmó una joven universitaria que se encontraba en el lugar.
Según psicólogos sociales consultados, estos brotes de rebeldía ciudadana no son hechos aislados, sino manifestaciones de una frustración acumulada que encuentra su válvula de escape en la defensa de lo justo. "Cuando un pueblo normaliza el abuso, hay resignación; pero cuando comienza a enfrentarlo, hay conciencia", explicó el socólogo Alberto Roldán desde La Habana.
Reacciones en redes sociales: "Esto es solo el comienzo"
Videos del enfrentamiento circularon rápidamente por WhatsApp, Telegram y Facebook. En menos de 24 horas, algunos clips superaron las diez mil reproducciones. Los comentarios iban desde la indignación hasta el entusiasmo militante:
"¡Así mismo es como hay que enfrentarlos! El pueblo unido no necesita armas"
"Esos inspectores son delincuentes vestidos de uniforme"
"Bravo por Santiago. Esto es solo el comienzo. Cuba está despertando"
Estas reacciones muestran cómo la opinión pública está girando hacia una actitud más confrontativa frente a los abusos cotidianos. Ya no se trata solo de quejas a puertas cerradas, sino de acción directa.
El joven chofer: rostro de una generación harta de abusos
Su nombre es Josué y tiene apenas 27 años. Vive en el barrio de San Pedrito y desde hace tres años compró, con ayuda de su familia emigrada, un triciclo eléctrico que utiliza para transportar personas y paquetes. "Esto es mi vida. Este triciclo es mi trabajo, mi sueño, mi independencia. Y ahora estos descarados querían quitármelo porque sólo saben vivir de lo que le sacan al pueblo", contó con la voz quebrada.
Видео URGENTE 🚨 SANTIAGO DE CUBA ATACA AL RÉGIMEN COMUNISTA канала Reportando Manifestaciones
El incidente, que comenzó con la negativa del joven a pagar la suma que le exigían, se transformó en una verdadera muestra de indignación popular. Decenas de personas se agruparon en defensa del trabajador, quien argumentaba entre gritos y lágrimas que se ganaba la vida honestamente, sin robar, sin especular, y sin dañar a nadie. La presión popular fue tal que los inspectores, acorralados y visiblemente tensos, tuvieron que retirarse del lugar bajo una lluvia de insultos, celulares grabando y consignas contra la corrupción.
Este hecho, aparentemente espontáneo, está siendo leído por muchos como una señal inequívoca del estado emocional y cívico del pueblo cubano: cansado, empobrecido y cada día más decidido a perder el miedo ante las autoridades que abusan de su poder para lucrar a expensas de quienes trabajan.
"No están multando, están robando"
"Ya está bueno, compadre. Esto no es una multa, esto es un robo descarado. Este muchacho está sudando bajo el sol para llevar algo a su casa y ustedes lo que vienen es a quitarle lo poquito que se gana", gritó una mujer de mediana edad, que también grababa con su teléfono el momento exacto en que uno de los inspectores intentaba forzar la entrega de dinero.
Testigos aseguran que el chofer no había cometido ninguna infracción visible. Circulaba con su triciclo, llevaba puesto el nasobuco, tenía en regla su licencia de operación y respetaba el límite de pasajeros. Aún así, los inspectores le exigieron una "colaboración" para pasar por alto supuestas irregularidades inventadas al momento. "Eso es lo que está pasando aquí todos los días, pero ya la gente no se está callando como antes", dijo un joven que se identificó como Efraín, testigo presencial.
El valor de la solidaridad espontánea
Mientras la tensión creció, una señora mayor comenzó a increpar a los inspectores directamente: "Ustedes viven del pueblo, pero quieren pisotearnos. ¡Ya no tenemos miedo!". Otros se unieron a la protesta, rodearon el triciclo, e impidieron que los inspectores se acercaran más al chofer.
En cuestión de minutos, más de treinta personas se encontraban vociferando, grabando y exigiendo respeto. Los funcionarios, atónitos ante la reacción del pueblo, se vieron obligados a retroceder lentamente. Algunos testigos aseguran que uno de ellos intentó llamar a una patrulla, pero esta nunca llegó. "Seguramente sabían que el escándalo era demasiado grande para disimularlo", dijo un comerciante informal que prefirió no dar su nombre.
Una Cuba que cambia: de la sumisión a la confrontación pacífica
Durante décadas, los cubanos han vivido bajo un sistema que castiga la disidencia, reprime la organización ciudadana y premia la obediencia silenciosa. Sin embargo, lo ocurrido ayer en Santiago de Cuba refleja un cambio profundo: el pueblo está perdiendo el miedo. "No fue un acto violento, fue un acto de dignidad", afirmó una joven universitaria que se encontraba en el lugar.
Según psicólogos sociales consultados, estos brotes de rebeldía ciudadana no son hechos aislados, sino manifestaciones de una frustración acumulada que encuentra su válvula de escape en la defensa de lo justo. "Cuando un pueblo normaliza el abuso, hay resignación; pero cuando comienza a enfrentarlo, hay conciencia", explicó el socólogo Alberto Roldán desde La Habana.
Reacciones en redes sociales: "Esto es solo el comienzo"
Videos del enfrentamiento circularon rápidamente por WhatsApp, Telegram y Facebook. En menos de 24 horas, algunos clips superaron las diez mil reproducciones. Los comentarios iban desde la indignación hasta el entusiasmo militante:
"¡Así mismo es como hay que enfrentarlos! El pueblo unido no necesita armas"
"Esos inspectores son delincuentes vestidos de uniforme"
"Bravo por Santiago. Esto es solo el comienzo. Cuba está despertando"
Estas reacciones muestran cómo la opinión pública está girando hacia una actitud más confrontativa frente a los abusos cotidianos. Ya no se trata solo de quejas a puertas cerradas, sino de acción directa.
El joven chofer: rostro de una generación harta de abusos
Su nombre es Josué y tiene apenas 27 años. Vive en el barrio de San Pedrito y desde hace tres años compró, con ayuda de su familia emigrada, un triciclo eléctrico que utiliza para transportar personas y paquetes. "Esto es mi vida. Este triciclo es mi trabajo, mi sueño, mi independencia. Y ahora estos descarados querían quitármelo porque sólo saben vivir de lo que le sacan al pueblo", contó con la voz quebrada.
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11 мая 2025 г. 8:47:45
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