La Verdad Sobre Los Peligros De La Comida Rápida Medieval

Desde los raros rellenos de las tartas hasta la grave falta de verduras, los peligros de la comida rápida medieval son asombrosos. Tal vez comer comida rápida hoy en día sea algo riesgoso pero, ¿puedes imaginarte cómo era la comida rápida medieval?

Al igual que la sociedad moderna a menudo no tiene suficiente tiempo, dinero o ganas de cocinar, la gente en la época medieval tenía problemas similares. Y al igual que hoy, su solución a estos problemas era la comida rápida.

El Centro de Estudios Medievales de la Universidad Estatal de Pensilvania señala que la comida rápida existe desde la época romana. Quienes vivían en casas pequeñas no solían tener almacén de alimentos, combustible con el que cocinar o utensilios. Muchos no tenían ni carne ni verduras para consumir. Ya a finales del siglo XII, había un "restaurante de comida rápida" situado a orillas del Támesis en Londres. Los viajeros o habitantes de la ciudad podían pasar a cualquier hora y hallar una variedad de alimentos listos para comer a distintos precios.

Por siglos, no era algo común que la gente tuviera cocina. Un estudio sobre la vida en Colchester (Inglaterra), en el siglo XIV, concluyó que sólo el 3% de las casas tenían su propia cocina. Artesanos, trabajadores y viudas pobres vivían en viviendas sin fogones, y mucho menos cocinas. Había que reservar dinero para gastos cruciales como el alquiler y la leche.

En cuanto a la comida rápida medieval, según el Centro de Estudios Medievales de la Universidad Estatal de Pensilvania, los pasteles de carne y las empanadas eran populares. Al igual que una Big Mac, estos alimentos eran portátiles y fáciles de comer sobre la marcha.

El pan era el pilar de las dietas medievales porque era barato, duraba mucho tiempo y se hacía con harina fácilmente disponible. La comida rápida consistía en muchos productos de pan, como hotcakes, panqueques, obleas, tartas y empanadas.

Además, los historiadores hallaron pruebas de la existencia de normas que prohibían a los panaderos cobrar más de un penique por meter la carne de un cliente en una empanada y hornearla. Esto lo convertía en una ganga para las personas con fondos limitados.

Algo similar a la comida actual es la mala reputación de los restaurantes. En la época medieval, a los cocineros se les tachaba de sucios y deshonestos. Fuentes indican que algunos servían comida pasada y vendían empanadas de ternera como si fuera de venado. Y lo peor, se dice que muchos usaban hierbas y especias para disfrazar los alimentos en mal estado. En el poema medieval Pedro El Labrador, de William Langland, los cocineros figuran como un sector penado por las autoridades porque "envenenan al pueblo en privado y a menudo".

La comida rápida en esa época no estaba regulada. Hoy en día, sigue siendo una opción poco saludable, aunque hay mejores prácticas alimentarias. Pero un pastel de carne no podía contrarrestar la mala alimentación, así que la comida rápida en las cocinas de la ribera no hacía gran diferencia. La dieta medieval era deficiente, y tanto los pobres como la élite sufrían al no recibir los nutrientes esenciales. Esto provocó afecciones de salud en aquella época.
Por suerte para los pobres, gracias a las creencias que decían que las frutas y verduras eran para los campesinos, tenían mejor acceso y oportunidades para comerlas. Pero también decían que los productos frescos no podían comerse crudos y debían cocinarse. Esto significaba que se perdían muchos nutrientes importantes.

En gran parte, la dieta medieval consistía en lo que hoy se llama carbohidratos. Pero incluso con los riesgos para la salud que conllevaban sus prácticas alimentarias, algunos expertos dicen que es mejor que lo que se come hoy en día.
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