Un mensaje en tiempos difíciles – P. Juan Solana

Queridos amigos,

Todavía tenemos en los ojos el recuerdo tan extraordinario de la inauguración de la casa de huéspedes de Magdala hace cuatro meses… Las semanas pasadas tuvimos días en los que recibimos hasta 2000 personas, entre huéspedes y visitantes; unas previsiones únicas, no solo para este periodo sino para el presente año. Ahora, tenemos la casa vacía.

La responsabilidad de atender este problema para el sitio y la casa de huéspedes, de llevar adelante al grupo de voluntarios que no ha podido regresar a sus casas por la clausura de los vuelos, y la situación global en la que nos encontramos, nos recuerda a la tormenta imprevista que se gestó sobre los apóstoles en el Mar de Galilea.

El mundo entero se ha encontrado en una situación sin precedentes: la mayoría de actividades públicas han sido interrumpidas, una gran cantidad de viajes han sido cancelados y muchos negocios están cerrando; dejándonos a todos con mucha incertidumbre sobre el futuro próximo. El microcosmos de Magdala no es una excepción.

En este escenario nos sorprende la lectura de la liturgia, tomada del profeta Jeremías:
«Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor.»
Jr. 17, 5-10

Hace un tiempo leí un comentario bíblico que mencionaba que esta frase es el centro de la Biblia, si contáramos matemáticamente todos sus versículos.

En el centro, como el eje de la Biblia, este versículo nos recuerda que Dios es el Señor de la vida, del tiempo, de la historia y de la eternidad. Que nunca debemos confundir nuestras fuerzas y posibilidades con el poder de Dios.

En este momento, a falta de peregrinos, hemos pasado al apostolado de la oración y de la intercesión por el mundo entero, por los enfermos, por los agentes sanitarios, por los que se encuentran fuera de sus casas, inseguros o confundidos, por aquellos que han perdido su trabajo y tienen incertidumbre del futuro, por los líderes y los responsables de las decisiones globales. Que, a través de nuestra oración en estos momentos, Dios se compadezca de nosotros, y muestre Su poder, Su amor y Su misericordia. Este año 2020 nos tocará una Cuaresma especial; dejémonos purificar y aprendamos a vivir de lo esencial. Todas las crisis y los retos tienen sus lados positivos y sus áreas de oportunidad.

Se encaró con el viento y dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se apaciguó y siguió una gran calma. Mc 4, 39

Ahí donde nuestras capacidades y medidas se agotan, ahí comienza el poder de Dios. Que el amor, la solidaridad, la fe y la confianza sean nuestra fuerza y sostén en este momento de pruebas.

Desde Magdala, unidos en la oración, con nuestro afecto y gratitud de siempre,

P. Juan María Solana, L.C. y Equipo de Magdala

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