1 Espistola del Apóstol Pedro. Reina Valera 1960

la carta de pedro está dirigida a un amplio sector de asia menor, lo que es la turquía actual.

a mediados del primer siglo, la región nombrada por 1 pedro 1:1 ponto, galacia, capadocia, asia y bitinia, formaron parte de cuatro grandes provincias romanas.

gran parte de ponto se había unido con bitinia por medio de las conquistas de pompeyo. otras partes más pequeñas se habían unido a galacia y a capadocia.

ponto y bitinia constituían una provincia que se extendía por todo el norte y el oeste de asia menor, sobre la costa del mar negro.

capadocia era la provincia más oriental, estaba relativamente lejos y era, hasta cierto punto, inaccesible. galacia constituía una gran masa de tierra que estaba en el centro del subcontinente. la provincia de asia era la gema de la región; se localizaba al oeste, frente al mar egeo, y estaba llena de prósperas ciudades griegas.

es difícil determinar cuán estable era la iglesia en regiones remotas como ponto y capadocia a mediados de la década del sesenta d.c., pero visitantes de ambas regiones habían estado en jerusalén cuando pedro predicó el día de pentecostés (hechos 2.9).

se habían suscitado conflictos entre los cristianos y las sociedades más grandes en medio de las cuales vivían. pedro se refirió al hecho de que la fe de ellos estaba siendo probada con fuego (1.7) y aludió al fuego de prueba que estaban padeciendo (4.12).

era poco lo que podía decir acerca de los causantes de su padecimiento. es probable que la clase de prejuicios y resentimientos con los que a menudo se reacciona a nuevas filosofías, había causado que a los cristianos se les acusara de crímenes y se les llevara a comparecer ante oficiales de la ciudad.

lo más probable es que algunos fueran azotados; y que a otros les dieran muerte.

pedro les recordó a los cristianos de la grandeza de la salvación que ellos poseían (1.2, 9).

habían sido redimidos y santificados (1.15--16, 18, 23). jesús había de manifestarse por segunda vez (1.7, 13; 4.7).

en medio del dolor, había razones para el gozo y el contentamiento (1.8). sobre todo, no debían darles a los incrédulos razones justas para que éstos los odiaran (2.12).

debían ser santos y buenos (2.1--2), devolviendo bien por el mal que les estaban haciendo (3.9). aun la persecución de la que eran objeto, debía ser una ocasión para reafirmar la fe de ellos y para dar testimonio de que jesús era el salvador de toda la humanidad (1.7).

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