Francesc Picas SONRISAS

Como misión esencial, lamer la soledad.
Este es mi propósito y objetivo con este tema que os ofrezco:
Lamer las heridas que deja la soledad cuando ésta no es voluntaria y es principio de precipicio.

Os cuento algo: a lo largo de estos mis 50 años, la soledad ha estado muy a menudo presente. A veces, buscada pero muchas otras veces consecuencia del periplo de vivir, de los tránsitos, de las decisiones o de las pérdidas, que acarrean tristezas y otros acantilados. Entonces ha llegado alguien interpretando un conjuro afinado camuflado en algo siempre parecido a un vals y que hacía girar de nuevo mi día a día, acompasaba un volver a mi vida, y la luz volvía a arrancar.
A todos ellos les estoy almamente agradecido y construyo este tema como mi más honesta respuesta a esto que le llamamos vivir y convivir.

Ojalá con este vals sepa haceros, a alguno de vosotros, un ratito de compañía. Si lo consigo quiero pediros algo a cambio. Lo que voy a pediros será un pacto entre nosotros. Un contrato. Este tema es benéfico y pretende recaudar una sola moneda: la moneda honesta y desinteresada de momentos de compañía dirigidos a alguien de vuestro entorno que los precise. Eso os pido a cambio de este vals, que os acerquéis a alguien que tengáis próximo y que precise de una sonrisa vuestra, de unas palabras amables y de un ratito de compañía. Y cuando puedan haber caricia y beso, que los haya y con desmedida.

Este será, si cumplo con mi cometido de acompañaros, nuestro pacto: con sinceridad, pactamos entregar al otro un momento de nuestra luz y de nuestra magia desde nuestro mejor universo interior. No en estas fechas, que también, sino como férreo propósito para todo el nuevo año que se acerca y para los que vengan después.
Eso pretendo con este tema: repasar juntos el camino, ver como llegamos hasta aquí y fortalecido y afinado el paso, poder “sacar a bailar” a alguien que tengamos cerca y que haya dejado de girar, de vivir, de sentir, y, entonces, tal vez, de amar.

Esperaré noticias vuestras de cómo y cuándo y con quien habéis girado a ritmo de vals.
Un-dos-tres... Un-dos-tres... Un-dos-tres...

Que nuestra mirada sonría mirando al otro y que con el vínculo que entonces se establezca se rompa algo su soledad y así lo triste instalado en el fondo de su mirada, tal vez maquillada, pero necesitada de ti.

Nuestro universo cotidiano, interno y externo, puede resultar muy frio y oscuro, pero si establecemos entre nosotros una red de estrellas, astros, constelaciones, fuegos y faros, ¡sobre todo, sí, de faros! y así alcanzar a sernos mutuamente norte, camino y una mano ante ese acantilado, tendremos una oportunidad preciosa de ser de nuevo humanos.
Nos encontramos en nuestras miradas, en nuestras caricias, y en este nuestro pacto que sello y beso, siempre girando a ritmo del un-dos-tres de cualquier vals que inventemos, edifiquemos y nos regalemos y que, claro está, siempre dará el primer paso con una de nuestras mejores sonrisas.

Y Feliz Navidad.
¿Bailamos?

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