Promoción Vocacional Clarisas

La vocación es siempre una iniciativa de Dios. Es Cristo el que te llama a seguirlo en la vida consagrada y esto significa centrar tu existencia en Cristo y en su Evangelio, en la voluntad de Dios, despojándose de sus proyectos, para poder decir con San Pablo: “No soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).
La clarisa siente el llamado de Dios a la vida contemplativa, confiando en la fuerza de la oración para vivir de Él, para llenarse de esa dicha que el mundo no puede dar. "No miren las cosas de fuera, porque las del espíritu son mejores", había escrito Santa Clara.
La fraternidad, la pobreza, la alegría, son las virtudes esenciales de nuestro carisma. La oración contemplativa es la fuerza del amor y nuestra forma de vida es el Santo Evangelio. Acogemos la vida en comunidad como un don de Dios para favorecer la Santidad. Las hermanas son un regalo donde Dios se refleja e integra una nueva familia.
Jesucristo te invita a las Clarisas a ser libres desde la pobreza franciscana.

No tengas miedo de responder al llamado. Y tú, ¿te atreves a seguir a Cristo?

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