En el mundo, pero no del mundo🌐 | Sugel Michelen | Cristo Viene | La Gracia | Biblia

En el mundo, pero no del mundo 💪| Sugel Michelen | Cristo Viene | La Gracia | Biblia

La frase "En el mundo, pero no del mundo" está basada en las enseñanzas de Jesús, específicamente en Juan 17:14-16, donde ora por sus discípulos diciendo:
"No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal."

Esta expresión refleja la tensión entre vivir físicamente en un mundo caído, mientras se adopta una identidad y propósito alineados con los valores del Reino de Dios.

Vivir en el mundo
Estar "en el mundo" implica que, como cristianos, estamos llamados a participar activamente en nuestra sociedad. No vivimos aislados ni desconectados de las realidades de la vida. Esto incluye:

Relaciones humanas: Construir vínculos con las personas, mostrándoles el amor de Dios.
Trabajo y servicio: Contribuir al bienestar de nuestras comunidades y al desarrollo del entorno.
Ser luz y sal: Jesús nos llama a ser agentes de transformación, reflejando su carácter en todas nuestras interacciones (Mateo 5:13-16).
Estar "en el mundo" no es un error; es parte de la misión divina de influir positivamente en él.

No ser del mundo
Por otro lado, "no ser del mundo" significa que no adoptamos las actitudes, valores y prácticas que contradicen la voluntad de Dios. Nuestra ciudadanía es celestial (Filipenses 3:20), y nuestra identidad está en Cristo, no en los sistemas temporales del mundo.

Esto implica:

Resistir la conformidad: Romanos 12:2 nos dice: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento."
Vivir con principios divinos: Nuestros valores, decisiones y metas deben estar alineados con la Palabra de Dios.
Tener una perspectiva eterna: No vivimos para lo temporal, sino para lo eterno (2 Corintios 4:18).

El equilibrio entre ambas dimensiones
La frase nos llama a un equilibrio entre vivir con propósito en el mundo sin dejarnos moldear por él. Esto puede ser desafiante porque estamos rodeados de influencias que buscan distraernos de Dios.

Ejemplo bíblico:
Jesús es el ejemplo perfecto. Aunque vivió en el mundo, no se contaminó con él. Se relacionó con pecadores, pero nunca comprometió su santidad ni su misión. De igual manera, nos llama a ser santos mientras influimos en nuestro entorno (1 Pedro 1:15-16).

La misión de los creyentes
Vivir "en el mundo, pero no del mundo" no significa huir del pecado escondiéndonos, sino caminar con integridad en medio de él. Es ser embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20), representando los valores del Reino en nuestra vida cotidiana.

Claves para lograrlo:
Oración constante: Jesús oró para que fuéramos protegidos del mal. La oración es nuestra conexión con Dios en medio de las distracciones del mundo.
Renovación de la mente: Alimentarnos con la Palabra de Dios para discernir su voluntad.
Dependencia del Espíritu Santo: Él nos guía y nos fortalece para vivir conforme al propósito divino.
Comunidad de fe: Rodearnos de personas que nos animen en nuestra jornada espiritual.

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