Personas de la Biblia - Nehemías

La Biblia tiene una característica especial y es que la palabra de Dios es como un oasis en medio del desierto.

Ella siempre esta viva y fresca y la volvemos a leer una y otra vez, y aún y nos la sepamos de memoria, siempre conserva ese factor sorpresa que se encarga de enseñarnos algo, de exhortarnos, de reprendernos o de animarnos.

La oración nos lleva a comunicarnos con Dios, nos lleva abrirle nuestros corazones, nos lleva al quebrantamiento, nos hace vernos tan bebibles y a la vez tan fuertes, nos hace desnudar nuestras más íntimas intenciones, pero sobre todo, nos lleva a depender de nuestro Dios, al momento de darnos cuenta de nuestras incapacidades.

La oración también nos permite adorar a al gran YO SOY, disfrutar de su presencia y nos permite, de forma comunicativa entregarle nuestras vidas sin reservas…

Esto último, debe luego ser llevado a la práctica, de lo contrario, se convierte solamente en una frase cliché, de tantas que manejamos los hijos de Dios.

La Palabra de Dios nos lleva a conocer su carácter, sus demandas morales, sus grandes prodigios, su amor, su ira, su santidad, en fin, sus atributos en general.

El diario vivir nos lleva a experimentarlo a El, nos lleva a poner en practica lo aprendido, nos lleva a ejercitar nuestra fe y verlo actuar, no solo a nuestro favor, sino también, para manifestar su gloria, que en último caso, es lo más importante.

A veces me he preguntado, ¿Qué es más importante, la oración o la Palabra? Creo que la respuesta es, que ambas cosas deben ir de la mano. No podemos orar a un Dios si no lo conocemos, y ¿cómo lo conocemos?, por medio de su Palabra que es la revelación de Dios para nosotros… Es entonces, cuando lo experimentamos en nuestra vida diaria.

Pero bien, retomando el tema que me ocupa referente a los libros de de Esdras y muy en especial en el de Nehemías,podemos ver lo antes expuesto en la vida de estos hombres, enfocándome especialmente, en Nehemías.
Nehemías vio un problema y se afligió. Pero no se quedó ahí y en vez de revolcarse en la autocompasión y en el sufrimiento, actuó. Nehemías dejo su responsabilidad en el gobierno persa porque sabia que Dios quería que motivara a los judíos y que fuera el líder.

Dios utilizó sus talentos para que se realizara el trabajo de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Nehemías organizó, administró, supervisó, alentó, se enfrentó a la oposición, que fue bastante, confrontó la injusticia, y se mantuvo así hasta que se construyeron los muros. Nehemías, no solo era un hombre de La Palabra y de la oración, era un hombre de acción.

En el momento adecuado, Nehemías pidió al rey Artajerjes permiso para ir a Jerusalén a reconstruir esos muros caídos. El rey aceptó.

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