EVANGELIO DE HOY Miércoles 22 de Diciembre del 2021

1 Lectura: 1 Sam 1, 24 - 28
Salmo: 1 Sam 2
Evangelio: Lc 1, 49 - 56
REFLEXION
El nacimiento del héroe y último juez, Samuel, es como una parábola de lo que pasa con el pueblo judío y puede pasar con nuestras comunidades. Su mamá, Ana, aunque muy querida por su marido, era estéril. A fuerza de oraciones y lágrimas, logra que Dios le conceda un niño, Samuel. Ella, en agradecimiento, promete consagrarlo al Señor. Si vemos que nuestra vida es estéril, al igual que Ana, acerquémonos con fe al Señor que nos visita, para que su amor venza nuestra infecundidad.
En el Evangelio tenemos la oración más significativa y extensa de María, conocida como la Magnífica. En ella, María contrasta el obrar de los poderosos, que conducen la historia sólo buscando su grandeza egoísta, a costa de enormes injusticias, muerte y miseria, y el obrar de Dios, quien realiza sus planes con esa gente pobre y oprimida. La oración de María es revolucionaria. Ella proclama que Dios no quiere relaciones injustas, sino fraternas, por eso, “destrona a los potentados y exalta a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada”, no se cree el cuento de que una sociedad tan desigual como la suya, o la nuestra, sean voluntad de Dios.
No debemos rezar la Magnífica sólo como una oración mágica y “poderosa”. ¡Es una oración de serio compromiso con la acción de Dios! Él ha actuado en favor de los pobres en el pasado y hoy renueva esa misma promesa porque su fidelidad es eterna.

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