ARMANDO MANZANERO HISTORIA, LEGADO MUSICAL Y SU POSICION CON RESPECTO A LA MUSICA CONTEMPORÁNEA

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1934: En la vida de un prolífico maestro los segundos y los minutos cuentan, más si es de la talla de la leyenda Armando Manzanero, grandemente considerado como el principal compositor romántico mexicano de la posguerra y uno de los más exitosos de América Latina.
¿Se imaginan la cantidad de anécdotas que tiene ese hombrecito de 1.54 cm. en su extensa carrera musical? Y es que bien se sabe, el cantautor originario de Mérida, Yucatán, tiene alrededor de 800 composiciones en su haber, logrando llevar más de 50 de ellas a la fama y reconocimiento mundial, que le ha valido ser el primer mexicano en recibir un Grammy.

Que Armando se dedicara a la música era casi un hecho desde el vientre. Su padre, Santiago Manzanero, era trovador y uno de los fundadores de la orquesta típica Yucalpetén; su madre Juana Canché era la mujer eje de toda la familia, multifacética como ninguna: era bailarina de circos, fue costurera, también cantaba y por qué no, leía las cartas. Una mujer muy querida en su tierra natal.

Pero, hay una cosa que siempre considera “la mejor etapa de su vida” y la disfrutó al lado de su abuela Rita Canché, una mujer con raíces mayas y quien le enseñó el idioma oriundo.

Hay algo que debemos contarte, Armando sí nació el 7 de diciembre, pero no de 1935 sino un año antes. Según contó hubo un retraso al inscribirlo pues sus padres aún no estaban muy seguros de formar una familia. Complicado o no, eso fue lo que sucedió.

1942: Criado entre cuerdas y percusión, Armando empezó a saborear la música a través de los artistas que llegaban de diversas partes del mundo a su hogar en Yucatán para compartir con su padre y disfrutar de los potajes regionales que preparaba doña Juana. Las guitarras estaban regadas en casa, pero no sabía tocarlas. Así que a los 8 años decidió estudiar música en la Escuela de Bellas Artes de Mérida, aprovechando que su tía abuela era la directora.
Luego de dos años en Bellas Artes, el pequeño Armando decide adoptar un instrumento y le echa ojo al violín. Don Santiago hizo ese sueño realidad, pero olvidó un detalle: el arco. Sí, el violín llegó sin arco y no podía tocarlo, así que su madre tuvo la idea de cambiar una máquina de coser por un piano. La historia es mejor cuando él la cuenta.

Con apenas 12 años crea el grupo “El conjunto tropical”, que presentaban su show en un programa de media hora que les había conseguido el dueño de una emisora radial, amigo del padre de Armando y también trabajó tocando timbal en circos por 6 meses. Y es que, desde que empezó a percibir sueldo, siempre lo hizo a través de la música.

El primer trabajo profesional empezó como reemplazo de pianista en las orquestas de big band de Mérida, también estuvo en grupos teatrales y justamente por esta pasión, compró su primer acordeón a plazos y, a los 15 años recién enamorado de María Elena Arjona Torres, quien luego se convertiría en su primera esposa, compuso la canción que le daría ese empuje a un nuevo comienzo: “Nunca en el mundo” del cual se hicieron 21 versiones.

Sí, esta canción fue hecha con acordeón, pues el padre de Manzanero vendió el piano pensando que así su hijo se olvidaría de la música, pero no, lo acercó mucho más y fue justamente en uno de sus viajes a México que decidió alzar sus alas y dejar su tierra natal. Comprendiendo que era él quien debía darle su talento al mundo.

¡Ah! pero no fue tan fácil, su papá para alejarlo de la música lo puso a vender naranjas, luego dejó la preparatoria en Yucatán. Su sueño era la música y finalmente sus padres lo aceptaron.

1957: A los 21 años llega a la ciudad de México para conquistarla, como él mismo dice “pico piedras, pero muy sabroso”, tocaba el piano bar, acompañaba musicalmente a los artistas en los estudios de grabación y daba serenatas con el trío “Los piratas”. Aunado a ello, y pese al consejo de su padre de conocer más de la vida, se casa con María Elena.

Armando acompañó en el piano a muchos artistas famosos, pero el primero de todos jamás lo olvida y ese fue Lucho Gatica considerado el ‘rey del bolero’, a quien acompañó en una gira por todo el mundo.

Esa amistad hizo que lograra ese primer impulso para hacerse conocido como compositor, pues en 1959 le brinda a Lucho Gatica “Voy apagar la luz”, considerada como última canción en su LP.

1962: Su popularidad entre los artistas boom del momento empezó a crecer. Así se codeó con Marco Antonio Muñiz, Pedro Vargas, José José y Daniel Riolobos, de quien se inspira en componer “No”, según cuenta tenía un mal carácter .
El tema lo escribió en Tijuana, donde Daniel la interpreta por primera vez; pero se hace conocida, 5 años después, en la voz del cantante Carlos Lico.

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