Platón y la teoría de las Ideas

La Alegoría de la Caverna forma parte del Libro VII de la República y su significado se manifiesta en un pasaje del texto conocido como “paradigma de la línea” donde Platón expone su posición filosófica: el dualismo ontológico o metafísico, que deriva en otras especies de dualismo (gnoseológico, ético, político, antropológico) Se denomina dualismo a la corriente filosófica que afirma la existencia de dos principios opuestos e irreductibles entre si. Platón sostendrá la existencia dos mundos, dos ámbitos u órdenes del ser y del conocimiento: el mundo sensible y el mundo inteligible. Los cuales encontramos simbolizados de forma clara en la alegoría: la caverna corresponde al mundo sensible, el mundo exterior refiere al mundo inteligible. Sabemos además que mientras la caverna se asocia con lo falso, la mentira, lo ilusorio, lo exterior es la verdad, el conocimiento, la sabiduría y el bien.

Platón parte del supuesto socrático de que el verdadero saber sólo se alcanza a través de los conceptos y que en el mundo que captamos a través de nuestros sentidos no existen tales conceptos, sino cosas materiales. Sócrates sin embargo no había resuelto el problema acerca de la naturaleza de su existencia. Los diálogos socráticos finalizan en aporía, sin salida. Los interrogados descartan sus prejuicios y falsas ideas y se comprometen en la búsqueda de la verdad, pero no se definen las respuestas a las preguntas planteadas. Por lo tanto Platón desarrolla su filosofía propia en función de explicar el origen de los conceptos y su definición. Siguiendo esta línea socrática llega a la conclusión de que si los conceptos no están en el mundo material deben existir un mundo aparte, el inteligible, integrado por estos conceptos o ideas. A tal mundo no podemos acceder mediante los sentidos, sino mediante otra facultad: el alma.

Platón, al igual que Sócrates desconfía del conocimiento que nos aportan los sentidos porque simplemente nos ofrecen doxa (meras opiniones) sin una correcta fundamentación. Sólo el conocimiento que va más allá de los sentidos, el que nos suministra la razón, nos ofrece verdadero saber: episteme (ciencia). ¿Cómo podríamos elaborar mediante los datos que nos suministran los sentidos el concepto de "hombre", si, salvo algunas excepciones, no existen dos hombres idénticos en todo? ¿O cómo podemos elaborar el concepto de igualdad si no hay dos cosas exactamente iguales? Las cosas no son lo que parecen a simple vista, sino que para conocerlas debemos captar su verdadero ser, la IDEA o FORMA ("eidos" en griego).

Estas FORMAS constituyen la esencia común a un conjunto de cosas, posee carácter universal y ellas se expresan en la definición, la pregunta acerca del qué es. Son inmaterial y sólo pueden captarse mediante la inteligencia, la facultad más elevada del alma humana. Pero estas cualidades pertenecen sólo al ámbito inteligible porque en el mundo sensible no encontramos materializadas tales ideas. Por ejemplo, mis ojos perciben un caballo, múltiples caballos de distintos tamaños, formas, razas y colores, pero no la idea de "caballo", el concepto de caballo que es lo común a todos los caballos observados. Por lo tanto, sostiene Platón, esas ideas deben existir en el mundo inteligible. A este último lo consideró como el realmente real o verdadero, mientras que el mundo sensible era solamente aparente. Esto se conoce como Idealismo, la teoría filosófica que afirma que CONOCER ES CAPTAR LAS IDEAS. Platón no piensa que el concepto es una representación mental como creerá la modernidad, sino una entidad en sí misma de tipo ideal, trascendente y separada de nosotros.

Platón sostiene que el alma inmortal recibió en una existencia supraterrenal anterior a su encarnación en el cuerpo humano, el conocimiento de los conceptos arquetípicos tales como el de Igualdad, Bondad, Justicia, Belleza ya que vivió en el mundo inteligible o de las ideas. Esto proviene de la teoría órfico-pitagórica de la reencarnación del alma. Por eso la razón capaz de reconocer los modelos ideales a los que imitan las entidades que percibimos a través de los sentidos. A esto se denomina teoría de la reminiscencia, del griego recuerdo, y tendrá un impacto enorme en toda la historia de la filosofía. Conocer es recordar. El racionalismo filosófico en general defenderá la concepción de que existen determinados ideas o conceptos que forman parte de la razón misma y que constituyen el conocimiento más firme y seguro...

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