Me vendieron por $1,000,000 a una familia rica

Mientras tanto, pasaron años y años y nadie decidió adoptarme. Muchas parejas venían al orfanato, pero siempre parecía pura coincidencia que no me quisieran. Cuando yo era un bebé venían parejas, pero solo buscaban un hijo. Cuando me convertí en una niña pequeña, llegaron parejas que solo buscaban un bebé. Cuando llegué a la adolescencia, llegué al punto en que era demasiado mayor para ser adoptada. Parecía que había perdido todas las oportunidades de tener una familia. Estaba devastada.

Pero las cosas no estaban del todo mal. Frente al orfanato vivía esta dulce y amable dama, , ​​la llamábamos tía Connie. Vivía sola, pero en muchas ocasiones visitaba nuestro orfanato y traía regalos. Ella era tan generosa y la adoraba absolutamente. Pensé que era la persona más bonita que había visto en mi vida, y siempre que venía luchaba por estar más cerca de ella.

A veces ella nos llevaba a mini excursiones. Por supuesto, la Sra. Harrison venía a supervisar, pero a veces nos llevaba al parque. Recuerdo que yo tenía 15 años en ese momento y ella nos había llevado al parque, donde se estaba llevando a cabo un festival de arte. Dimos un paseo por el parque y había muchos artistas mostrando sus pinturas.

Me alejé un poco más del grupo y de repente me encontré con este anciano, sentado al lado del festival en un taburete. Tenía un lienzo frente a él y parecía preguntarse qué pintar. Me di cuenta de que llevaba un gorro y gafas de sol, y recuerdo haber pensado que casi parecía que estaba ocultando su identidad. Me acerqué y le dije hola.

Bueno, tan pronto como el anciano vio mi cara, pareció tener un '¡Ajá!' momento.

"Por favor, jovencita, ¿puedo pintar tu retrato?" Preguntó.

Me encogí de hombros. No tenía nada más que hacer, y sería interesante ver cómo quedaba la pintura final, así que acepté, y al minuto siguiente me sentó en otro taburete frente a él y me dijo que me quedara muy quieta. Me pidió que mirara hacia la derecha, con la cabeza ligeramente inclinada.

Después de un tiempo, la tía Connie me encontró. "¿Dónde has estado?" Preguntó ella, ligeramente asustada. "¡Te hemos estado buscando por todas partes!"

"Este hombre me está pintando un retrato". Dije. Mientras hablaba, me moví para mirar a la tía Connie, pero de repente el artista levantó la mano y señaló hacia la derecha de nuevo, y me apresuré a volver a la misma pose que la última vez.

La tía Connie me dejó quedarme allí, y durante las próximas horas este extraño artista pintó mi retrato. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, dejó su pincel y me dijo que estaba hecho. Me dolía el cuerpo por permanecer quieta durante tanto tiempo.

Miré la pintura y jadeé. Fue realmente bueno. Se veia igual a mi. Realmente parecía haber capturado mi esencia. El artista me agradeció por mi tiempo, me reuní con los demás y nos fuimos a casa. Para ser honesta, no pensé mucho en eso después, pero ese retrato cambió mi vida para siempre.

Al final resultó que, ese anciano era uno de los artistas más famosos del mundo. Luego vendió mi pintura de retratos por millones de dólares. Mi rostro se convirtió en una especie de icono, casi al nivel de Mona Lisa. Has oído hablar de ellos hablando de su sonrisa única, bueno, la gente siempre hablaba de mis ojos sabios, a pesar de tener solo quince años en ese momento. El famoso artista - supe más tarde que se llamaba De Angralio - llamó al cuadro "Niña sabia". Mi rostro se convirtió en uno de los rostros más famosos del mundo.

Al principio, no tenía ni idea. Ni siquiera sabía que era un artista famoso quien me había pintado. Pero un día apareció en las noticias. La Sra. Harrison inmediatamente gritó a todos que se apresuraran a ir a la sala de estar, y pronto estábamos todos hacinados frente al televisor, sorprendidos al ver que mi cara estaba en toda la pantalla.

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